Fraternos, pero pueblerinos

Una vez más, la visión pueblerina de este gobierno se impuso en reuniones internacionales. En dos eventos de gran importancia internacional, México volvió a demostrar el desastre que significa darles todas las canicas a personajes con poco conocimiento de las relaciones internacionales y sus temas. Dejando a un lado la oportunidad de demostrar que somos un país con liderazgo internacional, los temas que afectan la seguridad regional e internacional y el cambio climático se diluyeron con dos eventos que debiesen ser plataformas para nuestro país: la Presidencia del Consejo de Seguridad de la ONU y la cumbre sobre cambio climático de la ONU COP26.

En el caso del Consejo de Seguridad, ayer el Presidente leyó en Nueva York un sermón sobre fraternidad y bienestar con ideas simplonas, panfletarias y populacheras. Se sacrificó la importancia del foro para poder distribuir un volante sobre moralidad. Como sacados de libros de automejora para el éxito personal, una vez más —en el plano internacional— se usó una enorme plataforma sólo para enriquecer al autor y no mejorar a los lectores. El Presidente perdió la oportunidad de hablar de los grandes problemas que aquejan a México y el mundo en materia de seguridad y paz internacional: narcotráfico, el financiamiento y distribución ilegal de armas, la falta de democracia en países hermanos como Nicaragua y hasta la desigualdad que causa la evasión fiscal.

Y es que con la concepción de un discurso sobre fraternidad y bienestar en una institución cuya naturaleza es la seguridad internacional —donde tienen asiento permanente las grandes potencias del mundo— se demostró la poca sofisticación e ignorancia sobre el sistema internacional por miembros de este gobierno. Lo que debiera ser altura de miras se volvió un manifiesto parroquiano para demostrar la “bondad de las ideas” y “pureza moral” del líder de un gobierno que ha sido absolutamente disfuncional en el plano nacional e internacional. Como lo señaló Arturo Sarukhán, exembajador de México en Estados Unidos, se “vuelve a demostrar lo chata que es su visión del mundo y las relaciones internacionales”.

El otro evento particularmente lamentable es la participación de México y su delegación en la cumbre de la ONU sobre cambio climático en Escocia. Gabriel Quadri, diputado federal y experto en temas de cambio climático, lo resumió muy bien: “Fue vergonzosa... por la composición de la delegación mexicana y por el desmantelamiento de las políticas e instituciones ambientales”.

En una participación ayer, donde se notaba su falta de preparación, la secretaria de Medio Ambiente, María Luisa Albores, se excusó por las limitaciones de la delegación mexicana y únicamente presumió como logro la participación de las mujeres en la misma. Además de ello, fuera de toda lógica o congruencia temática de un foro de esta importancia, la secretaría distribuyó un comunicado donde “enfatiza que la igualdad de género y los derechos humanos de mujeres y niñas son esenciales para una efectiva acción climática”.

Así los foros y la participación de México, tan importantes para el plano internacional, se convierten en discursos de kermés de pueblo con tintes de fraternidad y bienestar.