Los corredores y su reacción

Todo inició con efectos que parecen una pequeña alergia. La mente, siempre en modo de preservación propia, lo descarta como una tontería que pronto pasará. A las horas de ello, los síntomas van empeorando, como si esa alergia se convirtiera en resfriado. La mente sigue esperando que ese “resfriado” pase pronto, pero todo va empeorando hasta que, algunas horas o días después, el cansancio es tal que no hay forma de negarlo. El tiempo se vuelve crítico para salvar la salud y la vida.

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Hace unas semanas yo mismo caí. Confiado en que tenía ya la vacuna, salí con más libertad y en alguna que otra ocasión olvidé ponerme el cubrebocas. En uno de esos momentos de descuido y confianza salí a correr con un grupo grande de personas al aire libre. En ese grupo había alguien que nos transmitió la enfermedad y varios caímos enfermos. Los efectos se sintieron hasta días después, cuando muchos tuvimos síntomas ya visibles y alguien tuvo que ir al hospital.

Covid-19 actúa en forma silenciosa, pero efectiva. La ignorancia o negación de la mente en cuerpos sanos le dan las herramientas para ganar terreno. Si no se atiende y reconoce al inicio de la infección, sus efectos pueden ser devastadores y duraderos en personas antes sanas. También las posturas políticas irracionales hacen daño. Negar su existencia o la efectividad de la vacuna igual mata personas sanas.

Así escuchamos casos como el de una pareja joven en Estados Unidos que negó la existencia del virus, no se vacunó y dejó a tres niños huérfanos. Otro caso de un chofer que se confió y no se atendió a tiempo hasta que murió con una oxigenación muy baja. O el caso de líderes políticos en Estados Unidos, México y otros países que lo minimizaron y ahora enfrentan un enorme problema de salud pública a nivel nacional.

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Los efectos se sienten en todas las regiones, industrias y actividades humanas. La gran diferencia es cómo las personas, empresas y los gobiernos reaccionamos ante la enfermedad o las inevitables adversidades del virus. En el caso de los que nos infectamos en el grupo de corredores, algunos reaccionamos con velocidad y nos aislamos. El resultado fue tangible y la recuperación más rápida. Al igual que los corredores, los países que reaccionaron rápido y adecuadamente salieron mejor librados; algunas naciones como EU tomaron medidas de apoyo fiscal para los ciudadanos. Así, recibieron apoyos en efectivo que siguen a la fecha y terminarán el 1 de septiembre.

En México y otros países del bloque de izquierda populista, al igual que los corredores que se confiaron, se pensó que la fuerza de la personalidad y el carisma harían todos los problemas mejores. No fue así y el corredor cayó más enfermo. El resultado es visible: un millón de pymes desaparecieron, la economía se recuperará a niveles de 2018 hasta el 2024 y la pobreza (y pobreza extrema), de acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación, se incrementó en 5.3 millones de personas.

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Esto evidencia que la reacción fue tardía y confiada. Los síntomas, fuertes al inicio, no causaron que el corredor tomara medidas para proteger su salud. La mente lo traicionó, pensando que su superioridad moral y unas estampitas religiosas lo protegerían. El resultado es visible en la salud de todo un país.