Rodrigo Pérez-Alonso

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Rodrigo Pérez-Alonso

25 Ene, 2023

Los robots ya llegaron

En México y Estados Unidos hay infinidad de abogados que resuelven problemas de sus clientes que van desde asuntos migratorios, pasando por litigio ante las cortes civiles y hasta asuntos penales que involucran la libertad personal. Es, en ambos países, la carrera más popular para los alumnos de nivel superior y por décadas se ha basado en estructuras jerárquicas, donde los pasantes, paralegales y abogados menos experimentados hacen los trámites y escritos más engorrosos. Todo indica que ese mundo está por cambiar para siempre.

Y es que la práctica del derecho está basada en la simplificación y argumentación de ideas y conceptos complejos que emanan de las normas y las demás fuentes de derecho del país donde se practica. En la parte más enriquecedora está el trabajo intelectual, donde abogados más experimentados interpretan y argumentan con base en las leyes y distintas fuentes del derecho. Sin embargo, en esa argumentación se esconde esa infinidad de trámites y escritos que son la base de cualquier práctica de abogados.

En conversaciones con abogados de empresas públicas, la opinión general es que la práctica debe y está por cambiar. El mundo del abogado ya no se puede basar en pagar por el aprendizaje de los pasantes y abogados junior de un despacho de abogados por elaborar esos trámites y escritos, que representan una gran mayoría del trabajo ordinario de un despacho.

Es aquí donde la práctica profesional del derecho ha estado cambiando. Desde hace algunos años existen, en Estados Unidos y otros países, servicios de automatización de trámites legales, que han hecho obsoletos muchos de los servicios que ofrecen los abogados. Con inteligencia artificial y modelos preestablecidos, el servicio elabora y da seguimiento a escritos para los trámites necesarios en distintas ramas como el derecho corporativo y civil. Así, los trámites menos “estimulantes” intelectualmente –aquellos que idealmente harían los paralegales y pasantes– los elabora una máquina remota.

Sin embargo, la inteligencia artificial también está incursionando en servicios más avanzados del derecho, donde se necesita mayor interpretación e involucramiento intelectual. ChatGPT, una tecnología de inteligencia artificial de Microsoft, es capaz de escribir ensayos, interpretar normas y seguir instrucciones. Sus escritos son tan elaborados y creíbles que en poco tiempo será el sustituto perfecto de prácticas profesionales obsoletas.

La tecnología es tan poderosa que está rompiendo paradigmas en otras industrias como la de educación. Hace pocos días se dio a conocer la noticia de cómo la tecnología fue capaz de responder a un examen de la Maestría en Administración de Empresas de Wharton, en la Universidad de Pensilvania. La tecnología fue capaz de responder y pasar el examen. El problema es que, con tan sólo unas palabras ingresadas en una computadora, los alumnos son capaces de brincarse todo el proceso de aprendizaje y estímulo intelectual que requieren esos exámenes.

Lo cierto es que, una vez que esta tecnología tome vuelo, el mundo de los abogados y otras industrias de servicios del conocimiento serán robotizadas.

Al menos, mientras adoptemos el futuro.

 

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