Se ahogó el niño

Los efectos de la austeridad en la administración pública están a la vista. Programas y políticas públicas canceladas en múltiples áreas, falta de personal, prestaciones de ley eliminadas y desánimo en las filas. Ante la destrucción de la administración pública, la improvisación de personas que frecuentemente no conocen los procesos, las normas o las formas de solucionar. De acuerdo con el gobierno, todo se resuelve con el voluntarismo del Presidente y las líneas dictadas en la conferencia mañanera.

En un episodio más de la realidad alterna en la que navega este gobierno, una bomba política que estaba por explotar —y no se atendió a debido tiempo— fue minimizada sin conocer las implicaciones. Para cuando llegó a una pregunta de un reportero en la mañanera, el niño ya estaba en coma.

Me refiero a una auditoría de cumplimiento de medidas de cumplimiento de procedimientos de seguridad de las autoridades de México que inició, en octubre del año pasado, la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos (FAA). Se trata de una auditoría que llevó a cabo la FAA para verificar que la Agencia Federal de Aviación Civil de México (AFAC) —y el gobierno— cumpliera con estándares internacionales de seguridad aérea en vuelos desde y hacia México.

Por meses se rumoró sobre los incumplimientos de nuestro país en la materia. Por meses se advirtió de una posible degradación de la calificación que nos da la FAA. El niño ya estaba nadando sin salvavidas cuando se empezaron a tomar medidas. De acuerdo con fuentes de la industria, para cuando se aplicaron las autoridades de México en subsanar las observaciones —entre ellas, mediante una iniciativa de reformas a la Ley de Aviación Civil—, ya era demasiado tarde. Si hubiesen reaccionado antes, hubieran podido salvar al niño.

Algunas observaciones llaman la atención justamente por el nivel de improvisación a la que ya se acostumbró el gobierno. Éstas incluyen falta de independencia política de la AFAC, entrenamiento y compensación de sus funcionarios. En el rubro de capacitación, llama la atención que varios verificadores de la agencia fueron reclutados sin saber inglés, un requisito para una industria tan globalizada como ésta.

Aunque ya circulaba la noticia informalmente, ayer se anunció oficialmente la degradación de la calificación de seguridad que da la FAA a otros países que vuelan a EU. México bajó a la categoría 2, compartiendo el honor con Venezuela, Ghana, Pakistán y Malasia. El resultado puede ser problemático para las líneas aéreas nacionales: Aeroméxico, Volaris y Viva Aerobus.

La degradación de categoría significa que estas aerolíneas no podrán usar códigos compartidos (por ejemplo, Delta no puede comercializar y vender boletos de Aeroméxico, su socio), no podrán ampliar frecuencias de vuelos, nuevas rutas a Estados Unidos y varios temas más que pueden afectar sus finanzas en un momento en que estaban en recuperación después de la pandemia.

Así, el niño se ahogó, no obstante las múltiples advertencias.

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Un cercano habla.

Para el más reciente podcast, hablé con Mario di Costanzo, quien fue secretario legítimo de Hacienda con López Obrador y ahora es férreo crítico de su gobierno constitucional.

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