Un sistema de educación como el de Finlandia

Hace un siglo, cuando Álvaro Obregón era presidente de México, se creó la Secretaría de Educación Pública, con José Vasconcelos a cargo. Vasconcelos y Obregón compartían la visión de que la educación era esencial para el desarrollo de México, un país donde la mayoría de su población apenas sabía leer y escribir.

José Vasconcelos creía que la lectura era fundamental para la educación, pero también sabía que muchos mexicanos eran demasiado pobres para comprar libros. En un discurso titulado Un llamado cordial, argumentó que el gobierno debería proporcionar libros de lectura gratuitos. Según él, era justo que el gobierno usara una parte del dinero del pueblo para dar al pueblo lo que más necesitaba: conocimiento e ideas inspiradoras.

Vasconcelos decidió que los Talleres Gráficos de la Nación, una imprenta gubernamental, debería producir libros de texto para las escuelas públicas y también ediciones de libros clásicos. De esta manera, todos los niños mexicanos, sin importar su situación económica, tendrían acceso a la educación y la oportunidad de aprender y crecer.

Los gobiernos revolucionarios siguieron con esta idea y, en 1959, fue creada la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos. Desde entonces, ha distribuido millones de libros de texto a estudiantes de primaria y secundaria cada año. A pesar de los desafíos logísticos y financieros, la comisión ha jugado un papel crucial en garantizar el acceso a la educación en todo el país.

En contraste, en Estados Unidos la provisión de libros de texto gratuitos varía de un estado a otro. Algunos estados, como California, han promovido leyes que requieren que los distritos escolares proporcionen libros de texto gratuitos a los estudiantes. Sin embargo, en otros estados, los estudiantes y las familias a menudo tienen que asumir el costo de los libros de texto.

En Europa, países como Finlandia y Suecia han adoptado un enfoque integral para la educación gratuita, que incluye la provisión de libros de texto gratuitos. Los libros de texto gratuitos son sólo una parte de un paquete más amplio de beneficios educativos que incluye comidas escolares gratuitas y transporte.

A pesar de las diferencias en la implementación y los desafíos, la provisión de estos libros ha sido efectiva para mejorar el acceso a la educación. Sin embargo, no sólo cubren el método (los libros gratuitos para primaria), sino que han reunido a grandes expertos y sistemas robustos para elaborar sus contenidos. En Finlandia, éstos son creados por expertos en la materia.

En México, con el gobierno de la Cuarta Transformación, este año escolar optaron por “otros datos”. Los libros de texto son una mezcla, sin mayor estructura, de ideología identitaria, deseos “buenaondita” y un discurso anticientífico basado en “nuestros saberes”. El proyecto, elaborado por ideólogos radicales de la 4T, elimina materias esenciales, como las matemáticas, y creó un bodrio de contenidos sin mayor estructura y, al parecer, sin consultar a los expertos.

Así, la SEP, creada por Vasconcelos, ahora quiere revertir con discursos ideológicos a alumnos en edades donde es esencial aprender a leer, escribir, sumar, restar y multiplicar.

Esperemos que ahora no digan que quieren un sistema de educación como el que tiene Finlandia.