Rodrigo Pérez-Alonso

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Rodrigo Pérez-Alonso

4 Oct, 2023

Una Mexicana abultada

Dicen que los empresarios multimillonarios se convierten en millonarios cuando son dueños de una aerolínea. Las pérdidas tienen al patrimonio privado como límite. Cuando ese capital proviene de recursos públicos, el límite llega hasta que la fantasía populista quiebra las finanzas públicas. En aviación, las lecciones del pasado son presagios del futuro.

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Desde los años 40 y 50, los gobiernos de México y otros países de América Latina tuvieron preferencia por los monopolios estatales o subsidios directos a empresas privadas monopolísticas. En la aviación civil, los gobiernos de México, Argentina y Brasil experimentaron con los monopolios estatales o subsidios directos. Los abusos e ineptitud de funcionarios públicos cargados de ideas nacionalistas resultaron en desastres financieros que se pagaron con recursos públicos.

En 1950 se fundó Aerolíneas Argentinas. Fue nacionalizada en 1957 en el gobierno populista de Juan Perón y luego se privatizó. Hace 15 años, el gobierno de Cristina Kirchner estatizó la empresa, financiando las pérdidas usando el erario para mantenerla a flote. Desde 2008 a la fecha ha tenido enormes quebrantos; tan sólo de 2019 a la fecha, el gobierno argentino ha tenido que absorber pérdidas por casi dos mil 200 millones de dólares.

Por otra parte, Brasil experimentó con un modelo de monopolio nacional beneficiado por el estado. La empresa VARIG, fundada en 1927, fue la aerolínea líder durante décadas. Disfrutó de apoyos estatales. El mercado estuvo fuertemente regulado hasta la década de 1990, con el Estado dictando rutas, precios, incluso los aviones que podrían ser utilizados. El enfoque proteccionista benefició a VARIG, pero sofocó la competencia. Las décadas de 1990 y 2000 vieron un cambio hacia la liberalización, con la aparición de competidores como TAM y Gol. El legado del modelo estatal significó que estos nuevos entrantes tuvieron que navegar un mercado todavía influenciado por políticas pasadas y la presencia dominante de VARIG. Ésta enfrentó dificultades financieras y, eventualmente, quebró.

México ha experimentado con estos modelos estatizantes y de cuates. Mexicana de Aviación y Aeroméxico pasaron a ser privatizadas, estatizadas y privatizadas otra vez. Los amigos empresarios del Estado y el propio gobierno resultaron ser malos administradores. Al principio de este milenio, la desregulación trajo nuevas aerolíneas más eficientes y Mexicana quebró. Se priorizó, entonces, la eficiencia. Sin embargo, después de tantas lecciones, ahora nos enteramos de que el gobierno de López Obrador ha decidido revivir a un zombie llamado Mexicana de Aviación militarizado y estatal.

Será un nuevo barril sin fondo al estilo de Argentina. Para ello, el gobierno pretende subsidiar las tarifas de uso aeroportuario del AIFA, combustible de ASSA y otros gastos de la nueva aerolínea. Así lo han dicho en reuniones privadas los militares encargados de Mexicana. Se pretende financiar la existencia de un capricho con los recursos públicos que provienen de nuestros impuestos.

A todas luces estos subsidios son ilegales y va en contra de los tratados internacionales, pero la ley nunca ha detenido a este gobierno.

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Su preferencia es por tener una Mexicana abultada que tendrá pérdidas por años. El pasado será lección del futuro.

 

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