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Este viernes se cumplen 113 años del nacimiento de uno de los hombres más famosos y reconocidos del siglo XX. Se trata de Walt Disney, la mente detrás de un ratoncito de pantalones cortos que se convirtió en uno de los imperios de entretenimiento más poderosos del mundo. El secreto del éxito puede englobarse en un solo factor: la visión de Walt. A continuación te presentamos cinco de los aspectos en los que el dibujante y hombre de negocios revolucionó tanto la forma de crear, como de consumir a lo largo de 65 años de vida.
Aunque no es tan sabido, Disney mostró a lo largo de su vida especial preocupación por la educación. Fue uno de los fundadores del California Institute of Arts, una de las instituciones académicas más prestigiosas de Estados Unidos.
Siempre se preocupó por la formación de sus empleados. Los cuidadores del zoológico se convirtieron en visitantes frecuentes junto con animales salvajes a su cuidado, con la finalidad de que los animadores pudieran replicar su movimiento natural.
En los primeros años de su estudio, llegó a un trato con el Chouinard Art Institute para que se impartieran clases regulares en distintas materias. La solidaridad de Walt con el Instituto se manifestó tiempo después, cuando durante los años 60 esta estaba en riesgo de desaparecer. Para rescatarla, sus directivos y Disney idearon un nuevo sistema pedagógico en el que se cruzaran materia de distintas disciplinas para una formación más completa. Para lograrlo, fusionó a Chouinard con el Conservatorio de Música de Los Ángeles, que también pasaba una temporada complicada. Con el tiempo, el concepto educativo tomó el nombre de CalArts.
Antes de Walt Disney, las caricaturas eran mucho más sencillas, de trazos toscos y poco trabajo de animación, la suficiente para chistes breves. Aunque eran baratas y generaban ganancias considerables, Walt les vio mucho mayor potencial.
Uno de los primeros ejemplos de su esfuerzo es ahora un clásico, Steamboat Willie de 1928 sincronizó por primera vez animación con música. Su lanzamiento fue tan exitoso, que los cortos previos protagonizados por el ratón, fueron re editadas para incluir audio. Cinco años después, el sonido se convirtió en “Who’s Afraid of the Big Bad Wolf” compuesta especialmente para el corto The Three Little Pigs. La canción, además de la animación se convirtió en un éxito de ventas.
El poder de la combinación de música y dibujos animados fue explorada una vez más con un nuevo ingrediente: el color. La serie Silly Symphonies (1933) incluyó Flowers and Trees y The Old Mill. La primera se llevó el primer premio de la Academia a mejor animación. El segundo fue el primer corto animado en usar una cámara multiplanos. Esta fue inventada en los estudios Disney y abrió infinitas posibilidades de dimensión a la caricaturas. También fue merecedor de un Oscar.
Después de sus populares sinfonías y de que Mickey Mouse se hubiera ganado el corazón del mundo, empezó una larga era para los estudios Disney: largometrajes animados. El primero fue recibido con mucha expectativa y dudas, pero poco después de su estreno en 1937 mereció la ovación de la crítica y el público. Blanca Nieves llegaba a incrustarse para siempre en el imaginario popular.
Le siguieron grandes clásicos como Fantasía en 1940, Dumbo en 1941, Cenicienta en 1950, y La Bella Durmiente en 1959 –aunque se dice que de todas fue la cinta más descuidada por Walt, que estaba muy ocupado construyendo Disneylandia- con la que el estudio concluyó que era capaz de generar un largometraje cada siete años y generar 100% en ganancias.
El siguiente paso fue la experimentación con películas actuadas, mezcladas con elementos animados. El primer intento fue con Song of the South en 1946, pero no fue hasta 1964 que Julie Andrews interpretó a Mary Poppins y compartió la pantalla con animaciones. Después de la muerte de Walt, la fórmula se repitió en un par de exitosos casos: Tron de 1982 y Who Framed Roger Rabbit en 1988.
Walt Disney estableció muchas de las bases que hacen ahora posible la animación en 3D; a la que nos ha acostumbrado Pixar (asociada con Disney) y otros estudios. Sin embargo, Walt no llegó a verlo, murió antes de la nueva era animada.
Disney comprendió muy pronto que su trabajo podía convertirse en convenientes ganancias si se promovían con la mercancía correcta. Cuando Mickey Mouse se convirtió en un fenómeno, varios empresarios se acercaron a ofrecerle a Disney mercancía con su imagen. Al cabo de muchos rechazos, Disney llegó a un acuerdo del 2.5-5% de los derechos en toda la mercancía, misma que sorprendentemente se vendió como pan caliente en medio de la Gran Depresión.
En la misma época, los ciudadanos estadounidenses encontraron consuelo en la canción “Who’s Afraid of the Big Bad Wolf” que fue grabada por multitud de artistas para cumplir con la demanda del público.
El siguiente hit llegó en los años 50 con el enorme éxito de la serie televisiva Davy Crockett, que desembocó en el furor por los sombreros de mapache que llevaba el protagonista. La idea funcionó, se vendieron millones de unidades. La canción del programa también fue un enorme éxito. Ocupó el primer puesto del conteo de Bullboard durante un mes y vendió 10 millones de copias.
Antes de que la televisión se instaurara como el equipo electrónico central de los hogares de todo el mundo, Disney tenía una visión más o menos clara del potencial que el medio tenía. En la década de los 30, el éxito de sus cortometrajes y más tarde sus animaciones largas acercaron a más de un comprador interesado en la distribución del contenido. Una y otra vez, Disney se negó a deshacerse de éste.
En 1950, su negativa cobró sentido. NBC se acercó a los estudios con la oferta de un especial navideño. Disney aceptó con la intensión también de promover sus próximos estrenos en televisión. La audiencia reaccionó favorablemente, tanto que se pactó un especial similar para el año siguiente.
Más tarde, durante la planeación de su parque de diversiones, Walt y su hermano Roy se acercaron a los ejecutivos de ABC para pedirles consejo… y llegar a un trato de promoción de su nueva empresa. Así, acordaron una serie semanal a cambio de acciones de Disneylandia.
La serie del mismo nombre debutó en 1954 y fue un éxito de rating. El plan funcionó y la emisión de convirtió en vehículo promocional del parque. De nuevo, Walt insititó en una innovación más: el color. A pesar de que la mayoría de los televisores aún eran blanco y negro, estaba convencido de que el estándar cambiara.
No se equivocó. La serie migró con el tiempo a NBC con el nombre, el Maravilloso Mundo de Color de Disney, completamente transmitido a color.
Con el tiempo llegaría el Mickey Mouse Club, que evolucionaría a Disney Channel, un canal por cable dedicado enteramente a transmitir contenidos originales de los estudios.
En 1955 abrió sus puertas en California, Disneylandia y se convirtió en el estándar de excelencia de los parques temáticos. Antes de él, los parques eran percibidos como inseguros, sucios y sólo para niños.
Walt Disney estaba consciente del problema. A lo largo de los paseos con sus hijas, se dio cuenta que no había lugares en lo que toda la familia pasara un buen rato. Su estrategia funcionó indudablemente y la demanda llegó a un grado tal, que 10 años después empezó a planear un parque nuevo. Compró un inmenso terreno en Florida y empezó a planear lo que se convertiría en Disney World, una ciudad del futuro.
Con el tiempo, Disney World evolucionó a tal grado que incluso se estableció a su alrededor una comunidad, Celebration la primera ciudad de Disney con habitantes reales. Los resorts se expandieron a otras ciudades como Tokio, Paris, Hong Kong y Shanghai. La industria turísitica Disney ahora incluye también boutiques, cruceros y hoteles de lujo.
*DR
