CIUDAD DE MÉXICO.- La tasa de matrimonios está en su punto más bajo en Estados Unidos, pero los servicios de citas por internet están en una época de bonanza, dice un video del Instituto Austin para el Estudio de la Familia y la Cultura.

¿Parece ser una contradicción cierto? En casi 10 minutos, el Instituto explica este fenómeno del amor, matrimonio y sexo como si de un mercado se tratara.

De manera sencilla, en el mercado del sexo, lo que se ofrece y demanda es intimidad de un cuerpo con otro, pero en el fondo es más complicado.

Por una parte, se tiene a los hombres, cuyo impulso sexual es usualmente más fuerte que el de las mujeres. Mientras éstas suelen asociar el sexo con cosas más allá del placer, como reflejo de amor y compromiso, y en última instancia son ellas las que tiene la decisión final sobre aceptar o no llevar a cabo el acto.

“Las mujeres tienen algo de valor que los hombres quieren”, dice el video. Así, es posible ponerle un precio, el cual dependerá de las mujeres; algunas aceptarán sin grandes esfuerzos, aunque la gran mayoría requerirá de algunas salidas o, incluso, de un compromiso permanente.

Pero el precio del sexo varía según el lugar en el que se busque. Un hombre puede encontrar sexo “barato”, por decirlo de alguna manera, donde podrá satisfacer su necesidad de disfrutar sin la necesidad de una gran costo para él.

¿Por qué se ha abaratado tanto el precio del sexo? El video da una causa: los anticonceptivos, a los cuales llama un “choque tecnológico” que desestabiliza al mercado.

El video explica que el sexo premarital sucedía antes sólo entre parejas con una relación muy estable y que era prácticamente un matrimonio seguro, particularmente porque podía significar un embarazo no deseado. Pero con los anticonceptivos, el mercado del sexo sufrió un choque que lo desestabilizó. Ahora, pensar en sexo y matrimonio son dos cosas completamente distintas.

Ahora, el mercado tiene de un lado a quienes buscan sexo, liderado por los hombres; y en el otro a quienes buscan matrimonio, donde dominan las mujeres, de acuerdo con el Instituto.

Este es un problema para las mujeres, quienes tienen el control sobre el sexo en el corto plazo, pero en el largo plazo, quienes tienen el control usualmente son los hombres, pues tradicionalmente son lo que deciden el momento oportuno para casarse. Así, los hombres tienen incentivos para disfrutar antes de sentar cabeza.

Antes, la negativa de las mujeres a tener sexo “a bajo costo” era común y una visión compartida por la gran mayoría. Ahora, con los anticonceptivos, una porción significativa de mujeres se han convertido en competidoras por un bien al cual, al parecer, sólo pueden acceder en gran medida con una reducción en el precio.

¿La solución? Que las mujeres se pongan de acuerdo para que en su conjunto eleven el precio del sexo a los niveles previos y requiera un mayor esfuerzo para los hombres obtenerlo. Pero esto aún no sucede.

*gl