El aspecto económico de la desigualdad sexual

Por cada 100 niños en la escuela secundaria en el continente africano en 2010, hubo sólo 82 niñas
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Las sequías son especialmente perjudiciales para la educación de las niñas mayores. Foto: Getty
Las sequías son especialmente perjudiciales para la educación de las niñas mayores. Foto: Getty
Los economistas ven la reducción en la desigualdad sexual en la educación como una parte vital para promover el desarrollo. 
 
El hecho de no educar a las niñas limita el crecimiento económico en el mundo en desarrollo al desperdiciar capital humano. 
 
Como uno de sus Objetivos de Desarrollo del Milenio, Naciones Unidas se impuso el objetivo de eliminar la disparidad de género en la educación en todos los niveles para 2015.
 
Aunque parece probable que lugares como Bangladesh, China e Indonesia cumplirán la meta, África, en particular, no lo hará. 
 
Por cada 100 niños en la escuela secundaria en el continente en 2010, hubo sólo 82 niñas. La respuesta más común es canalizar más dinero a la educación de las niñas. Programas de la ONU financian espacios para niñas en las escuelas en 15 países subsaharianos. Las ONG también se han involucrado: Camfed, una organización de caridad, ahora paga la educación de más de 100,000 niñas en Ghana, Malaui, Tanzania, Zambia y Zimbabue.
 
Sin embargo, un nuevo estudio sugiere que esas iniciativas no son suficientes para poner fin a la desigualdad en la educación. 
 
La autora, Martina Bjorkman-Nyqvist, compara 24 años de listas de asistencia de escuelas primarias en la zona rural de Uganda con los registros de lluvia. Encuentra que la asistencia de las niñas disminuye mucho más que la de los niños durante las sequías. Este patrón se volvió más pronunciado después de que Uganda abolió las cuotas en las escuelas estatales en 1997. 
 
Una reducción en la precipitación pluvial de sólo 15% causa un descenso de cinco puntos porcentuales en la asistencia de las niñas en séptimo grado, pero no tiene impacto significativo en los niños.
 
Este patrón se extiende a las calificaciones de los exámenes. Las niñas que permanecieron alejadas durante las sequías hicieron exámenes mucho peores al final de la escuela primaria que los niños.
 
¿Por qué las familias impiden que las niñas, pero no los niños, vayan a la escuela durante las sequías? Un 80% de la fuerza laboral en Uganda está empleada en agricultura de temporal, de manera que los periodos de sequía reducen los ingresos abruptamente, disminuyendo las cosechas. 
 
El estudio sugiere que se pone a las niñas a trabajar en casa para apoyar al ingreso de la familia a corto plazo. Los niños, sin embargo, son mantenidos en la escuela, ya que la educación produce mayores recompensas para ellos en el mercado laboral que para las niñas.
 
Las sequías son especialmente perjudiciales para la educación de las niñas mayores, que tienen un mayor potencial de tener un ingreso o liberar a los padres de hacer algo asumiendo las tareas del hogar.
 
Para mantener a las niñas en la escuela, concluye Bjorkman-Nyqvist, las agencias de desarrollo quizá necesiten enfocarse en medidas para impulsar los ingresos familiares cuando los tiempos son duros, como un seguro contra el clima o planes de ahorro. 
 
Algo así parece haber ocurrido en la Gran Bretaña victoriana: Investigación reciente de la Universidad de Oxford sugiere que las mujeres y niñas de la clase obrera típicamente se llevaban la peor parte de las súbitas caídas en los ingresos familiares, comiendo menos. Esta situación mejoró gradualmente a través del uso creciente de planes de seguro ofrecidos por sociedades amistosas para ayudar a estirar el consumo.
 
Reducir la desigualdad sexual en el África moderna podría cosechar beneficios para los hombres así como para las mujeres. 
 
Según el Departamento para el Desarrollo Internacional de Gran Bretaña, un aumento de 1% en el número de niñas con escolaridad secundaria impulsa el crecimiento en los ingresos anuales per cápita en 0.3 por ciento. 
 
La educación de las niñas también mejora la salud: Alrededor de la mitad de la reducción en la mortalidad infantil en Ghana durante los últimos 40 años puede atribuirse a mejoras en la educación femenina.
 
“Si se enseña a un varón, se educa a un individuo”, dice un proverbio africano, “pero si se enseña a una niña, se educa a toda una nación”.
 
Qué lástima que no haya proverbios sobre cómo llevar a las niñas a la escuela y mantenerlas ahí.
 
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