¿Es buena o mala la desigualdad en la actividad empresarial?

Cuando el 1% de la cúpula se sigue enriqueciendo y el 20% de hasta abajo pierde la esperanza, se mantiene estancada a la gente
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¿Es buena o mala la desigualdad en la actividad empresarial?
¿Es buena o mala la desigualdad en la actividad empresarial?

CIUDAD DE MÉXICO.- La desigualdad en la riqueza está en la mente de todo mundo en estos días: ciudadanos, líderes políticos, economistas, legisladores y líderes empresariales. Desafortunadamente, el pensamiento simplista y la insensibilidad a menudo nublan la conversación.

He aquí el secretito sucio de la actividad empresarial, el reconocido motor del crecimiento económico: la actividad empresarial exitosa siempre exacerba desigualdades locales, al menos en el corto plazo.

La desigualdad, en su sentido más amplio, es precisamente de lo que se trata la actividad empresarial: los empresarios usan su ingenio y determinación para irrumpir en mercados nuevos y generar riqueza extraordinaria, a veces muy rápido, más frecuentemente con el paso de las décadas. De paso, la actividad empresarial premia a los inversionistas inteligentes que toleran el riesgo con rendimientos financieros enormemente superiores a los del mercado. La actividad empresarial (si tiene éxito) siempre se centrará en el 1 o 2 por ciento superior.

La actividad empresarial exitosa puede crear muchos bienes sociales. Puede impulsar la innovación, crear puestos de trabajo, mejorar la calidad de la vida y estimular radicalmente la filantropía. Pero también puede hacer que la vivienda sea inasequible, incrementar los impuestos y elevar el costo de servicios personales. Puede agotar los sistemas de educación pública y de salud dando a los nuevos ricos los medios para evitar aquéllos que no funcionen bien. La actividad empresarial puede reemplazar productos o viejos proveedores locales fieles, y de paso dejar sin trabajo a gente buena, reorganizar cadenas de proveedores y reducir la riqueza de los accionistas de los líderes de mercado depuestos.

Entonces, ¿es buena o mala la desigualdad, cuando es creada directamente por los empresarios?

Sin un sistema que garantice movilidad basada en méritos, la desigualdad se puede convertir en un cáncer que infecta y se disemina. Cuando el 1 por ciento de la cúpula se sigue enriqueciendo y el 20 por ciento de hasta abajo pierde la esperanza, la desigualdad puede volverse parte integral de una estructura social y mantener estancada a la gente.

Pero la desigualdad también puede ser un gran motivador, alimentando la ambición e impulsando los logros. Si un amigo se embarca en una aventura empresarial y tiene la suerte del éxito, tal vez me inspire a buscar nuevos caminos para lograr lo que previamente estaba poco claro.

¿Qué deberíamos hacer? No tengo todas las respuestas, y no pienso que haya alguna panacea. Pero estoy seguro que un diálogo honesto ayudará. Ignorar ciegamente el hecho de que la actividad empresarial crea desigualdad impedirá que las sociedades se beneficien de los efectos positivos de la actividad empresarial y que mitiguen sus efectos negativos. También estoy seguro de que las medidas de política que sofocan la ambición empresarial no ayudan. Si queremos empresarios, tendremos que tratar con la desigualdad.

Daniel Isenberg es profesor de práctica empresarial en Babson Global y director ejecutivo fundador del Proyecto Babson de Ecosistema de Actividad Empresarial. Es autor de ''Worthless, Impossible and Stupid: How Contrarian Entrepreneurs Create and Capture Extraordinary Value"

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