Adina Chelminsky

Aprendiz de brujo

Adina Chelminsky

8 Ago, 2014

Delegar o no delegar… o cómo delegar mientras sales de vacaciones

Lo que distingue a un profesionista de un empresario es lo que pasa cuando se va de vacaciones. Cuando un profesionista independiente sale de vacaciones, de gran manera se “cierra el changarro”.  Cuando un empresario, no importa de que tamaño, lo hace, el tren sigue en marcha. Podrá ser que hay otro ritmo, pero el negocio sigue andando. Para muchos pequeños empresarios, que muchas veces dieron el salto de una gran empresa que no dependía de ellos, y por lo tanto el ausentarse por un viaje estaba bien estructurado dentro de la operación de la empresa, o del sector de profesionistas independientes, el salir de viaje y aprender a actuar en ausencia llega a ser complicado. Muchas veces generando justamente la angustia y desgaste que las vacaciones pretenden resolver.

Cada vez que salgo de vacaciones me encuentro con la misma disyuntiva (que he tratado aquí en otra ocasión) y muchos amigos emprendedores comparten este mismo reto conmigo. Cuando la empresa es tuya el desprenderte de ella, aun cuando es para vacaciones, está plagado de “y si mejor me quedo”, “qué va a pasar en mi ausencia”, “y si pasa algo y no lo saben resolver”. Miedos, quizá infundados, pero que llenan de presión antes y durante las vacaciones.

Entran en duda dos preguntas ¿Debo de dejar mi negocio solo si yo soy la piedra angular?, y ¿si estoy de vacaciones qué tanto debo estar conectado? (pregunta que se hace sobre todo por la amenaza de la pareja o los hijos de “¡Si prendes tu celular juro por dios que te mato!”).

Respecto a la primera pregunta la respuesta es clara y contundente: Debes salir de vacaciones. Por tu bien como motor del negocio (imagínate que esto es el servicio de los diez mil kilómetros: indispensable hacerlo sino el motor eventualmente va a explotar) y por el bien del negocio en sí. Tener que salir de viaje (la palabra “tener” siendo la adecuada) implica que eres mucho más ordenado y capaz de delegar a personas y organizar procesos que benefician a la empresa más allá del tiempo que estés ausente. Un empresario que sienta las bases para ausentarse (sabiendo que él es necesario mas no indispensable) crea un negocio más fuerte.

La segunda pregunta (el nivel de conexión mientras estoy fuera) es un poco más complicada de resolver y mucho depende de tu carácter y de las características y largo de tus vacaciones.

En lo personal me es imposible desconectarme por completo, pero lo que he aprendido… o, por lo menos, me han recomendado, es lo siguiente.

1) El secreto está en la anticipación. Tratar de delegar TODO un día antes de salir de viaje es imposible e, incluso, peligroso. El secreto de poder salir tranquilo de vacaciones es lo que haces las 50 otras semanas del año cuando estás en la oficina. Salgas o no de vacaciones debes tener una estructura en la que seas capaz de delegar y que la gente que te rodea conozca los procedimientos de operación diaria así como qué hacer en caso de un problema.

2) Lleva la menor cantidad de aparatos posible. Cargar con tu computadora es una enorme tentación de ponerte a trabajar de lleno (“juro que sólo lo haré en las noches”). Trata de llevar solamente un medio de comunicación desde donde puedas mandar mensajes u organizar, mas no tener tú que realizar, las cosas.

3) Pon límites y avisa de esos límites. Avisa a la gente de tu oficina que constituye una razón válida para mandarte un correo y qué asuntos pueden esperar hasta tu regreso… Pon un mensaje de autocontestación en tu correo y en tu teléfono que avises a los clientes y personas que te buscan que estás fuera, para no crear una expectativa de pronta respuesta.

4) Relájate. Esta es quizá la clave más importante para poder delegar y relajarte en vacaciones. La mayor parte de las expectativas (y miedos) son autoimpuestos. Disfruta. Hay muy pocas cosas que no puedan esperar a tu regreso.

                adinachel@gmail.com

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