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Del 19 de abril al 28 de abril de 2022, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial organizaron una serie de conferencias para tratar los temas que ponen en jaque al sistema económico mundial y amenazan la recuperación económica. Participaron 189 representantes de todos los países miembros de las instituciones.
“Estamos enfrentando un momento de retroceso para la economía mundial. La pandemia y la invasión de Rusia a Ucrania afecta a países cercanos principalmente pero también a otros más lejanos”, dijo David Malpass director del Banco Mundial en el inicio de las conferencias.
El impacto de la crisis tiene implicaciones sobre 143 economías mundiales cuyas proyecciones de crecimiento han sido disminuidas, estamos hablando del 86% del PIB mundial, recalcó la directora de Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva.
Además de esto, añadió que “tenemos a la inflación que esta subiendo, así como problemas de abastecimiento debido a la inestabilidad de las cadenas de suministro, situación que podría durar hasta 2024”, recalcó.
El resultado de este panorama es completamente opuesto a lo que se buscaba a inicios del año: crecimiento económico, que ahora disminuye y disminuir la inflación, mientras ahora se incrementa.
Mientras las expectativas sobre la expansión de la pobreza presionan a los sistemas de seguridad social de los países con menores ingresos, ambos líderes han hablado en el sentido de que puede existir una fragmentación mundial en la que los bloques económicos desarrollen políticas económicas entre aliados, como incremento de cuotas, o el desarrollo de reservas de recursos estratégicos, y esto frene el dinamismo del mercado global, significando menor comercio internacional.
Al final, ambos coinciden en que existe un panorama de completa incertidumbre para este año y el próximo: la guerra puede empeorar, las sanciones pueden aislar por completo a Rusia, el covid puede brotar de nuevo en el mundo y sabemos que pueden existir desastres naturales que acaben con las cosechas en varias partes del mundo.
Mientras las familias con menores ingresos en el mundo concentran la mayoría de su gasto en comida, la presión sobre los sistemas de asistencia social de estos países se incrementa. ¿Podrán apoyar a sus poblaciones? David Malpass, director del Banco Mundial hizo énfasis en que mientras la guerra continue, el mundo necesita que otros espacios puedan producir más alimentos, más fertilizantes y más energía que los países convencionales.
Por su parte Geogieva precisó que todavía hasta 2026, las economías europeas se encontrarán por debajo de las proyecciones de crecimiento que tuvieron en 2019.
Durante la pandemia, la educación mundial en general, se detuvo. De acuerdo con datos de Unicef, el 70% de los alumnos de educación básica en países de bajos ingresos con edad de realizar lecturas simples, no pueden hacerlo. En términos generales el alfabetismo disminuyó en todo el mundo. “Existe también una tendencia en que una vez que los salones de clases re abrieron, en general, hay una inasistencia mayor en las mujeres que en los hombres, lo cual también es preocupante”, dijo Malpass.
Una de las cosas que los países desarrollados pueden hacer para ayudar a los países con menos ingresos es proveer acceso a sus mercados. Sin poder desarrollar una economía, muchos países se enfrentan a dificultades sociales que generarán inseguridad. Podemos ver que más individuos realizan acciones violentas en muchas partes del mundo: el cuerno de África, en el Sahael, Mianmar, Yemen, Siria, Centro América y la contracción mundial de la economía puede agudizar los problemas de estas localidades.
La comunidad internacional proveerá asistencia económica, militar, de salud y para la reconstrucción del país. Kristalina Georgieva habló en el sentido de resolver dos cuestiones fundamentales en Ucrania: la primera es, cómo conseguir que la economía ucrania funcione mientras la guerra continua y cómo estructurar un plan de reconstrucción una vez que las hostilidades terminen. En un plano macroeconómico, Ucrania ha mantenido los pagos sobre seguridad social y de los servicios básicos del estado como hospitales, casas de retiro, bomberos, policías, etc. El daño a la infraestructura del país asciende a finales de abril de 2022 a cerca de $60 mil millones de dólares.
El Banco Mundial liderará los esfuerzos para la reconstrucción de Ucrania mientras el FMI proveerá ayuda para garantizar la balanza de pagos, la calidad en las inversiones y aplicar presupuestos eficientes. La reconstrucción, han presentado Georgieva y Malpass, puede significar un relance económico que permita al país integrar la Unión Europea. Un tema central será sobre la infraestructura agrícola en el país, ha precisado Malpass, de suerte que ésta permita a la economía integrarse a un mercado europeo con altos índices de calidad en alimentos.
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En todo el mundo, los bancos centrales están subiendo las tasas de interés mientras las deudas siguen elevándose en muchos países, esto genera una nueva desigualdad. Estos últimos meses las economías más desarrolladas realizaron préstamos para incentivar la demanda interna de sus sociedades de consumo, pero no se está desarrollando el mismo proyecto en el sentido de garantizar el suministro para esa demanda, por lo que la inflación escala. Quienes buscan ahora fuentes de financiamiento, no podrán en el corto plazo, hacer frente a un esquema de pagos tan costoso por los intereses, por lo que esto puede retardar la recuperación económica en varias partes del mundo.
La recomendación de los próximos años para las economías más robustas, en particular el G20, es que mientras a nivel mundial exista una contracción económica, las inversiones públicas, así como los programas de subsidios permitan que el mercado interno florezca, con más empresas, nuevos mercados y producciones sostenibles.
“Los organismos internacionales no quieren dar más dinero para mantener los pagos de deudas”, ha dicho Georgieva. El objetivo de las inversiones es que el retorno de estas, permita a las economías desarrollarse y los incentivos financieros (préstamos del FMI), generen confianza en inversores privados. El Banco mundial prevé que necesitará cerca de $170 mil millones de dólares entre abril 2022 y junio de 2023 para ayudar a los países a hacer frente a la crisis y los impactos sociales que ésta acarrea.
Malpass y Georgieva han dicho que el comercio mundial debe permanecer abierto para hacer frente a la crisis de alimentos que puede ocurrir en los próximos trimestres, y han pedido que las inversiones no se detengan, en un esfuerzo por detener la acumulación de capitales, lo que es contrario a las perspectivas de una prosperidad compartida. La pregunta al final de la reunión queda en el aire sobre una posible ruptura de la globalización: ¿cómo se verá el mundo si se fragmenta en bloques económicos? Y ¿cómo podemos evitar esto?
Con información del Banco Mundial y el Foro de primavera sobre las perspectivas económicas mundiales 2022.
Por: Sebastián Olivera
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