"¿Hubo muertos?", preguntó el piloto de Aeroméxico antes de entrar al quirófano

Galván tuvo fuerzas para pedir comunicación con los suyos e inyectarles confianza antes de entrar al quirófano de donde no sabría si saldría
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Galván tuvo fuerzas para pedir comunicación con los suyos e inyectarles confianza antes de entrar al quirófano de donde no sabría si saldría. Foto: Cuartoscuro
Galván tuvo fuerzas para pedir comunicación con los suyos e inyectarles confianza antes de entrar al quirófano de donde no sabría si saldría. Foto: Cuartoscuro

CIUDAD DE MÉXICO.- Jesús Grijalva fue el primer extraño con quien Carlos Galván, el capitán del avión desplomado el martes por la tarde en Durango.

Galván tuvo fuerzas para pedir comunicación con los suyos e inyectarles confianza antes de entrar al quirófano de donde no sabría si saldría.

"Quiero hablar con mi mamá, le dije deme su número yo se lo marqué y entonces le habló, le dice: ‘¿Mamá cómo me escuchas?’, la mamá obviamente ya sabía que había habido un accidente, yo creo que la mamá le contestó pues bien… ‘estoy bien mamá, no te preocupes’", comentó Jesús Grijalva, neurocirujano del Hospital 450 del estado de Durango.

Luego de hablar con su madre, el capitán “envuelto” en gritos de dolor preguntó por sus pasajeros y compañeros de vuelo.

Me preguntó: ‘¿hubo muertos?’, le preocupaba todo eso y luego me preguntó: ‘¿cómo está mi tripulación?’", relató Grijalva.

Al conocer que tripulación y pasajeros se encontraban con vida, el capitán Carlos Galván preguntó por su salud al hombre que minutos después y por casi cinco horas lo intervendría quirúrgicamente.

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Me preguntó: ‘¿voy a volver a caminar?’ Le dije, no sé, porque le digo la médula va en medio; el ya no tenía sensibilidad en sus piernas, entonces le dije: ‘no sé qué va a pasar, hay que operarlo porque la columna está destrozada", agregó Grijalva.

Ya en quirófano, y con un panorama adverso, los médicos encontraron para su sorpresa que a pesar de la terrible lesión, la médula estaba íntegra y a salvo.

"Me sorprende a mí, durante la cirugía encontramos, pues sí, efectivamente la columna fracturada, la capa que cubre a los nervios y a la médula estaba intacta, no se rompió", dijo.

A 24 horas de la operación, el capitán sorprendió a los médicos.

"Me dice: ‘mire doctor, ya muevo los dedos de los pies’, y yo… Tiene Carlos un ánimo impresionante", destacó Grijalva.

En tres días, el capitán Carlos Galván podrá ser trasladado a la Ciudad de México para continuar con su rehabilitación, los médicos aún desconocen las secuelas y si volverá a volar una aeronave.

Por lo menos, caminar sí; en la columna se le colocaron ocho tornillos, cuatro de cada lado, dos barras y uno en cruz entre ellos, entonces queda una estructura muy rígida", dijo.

El capitán Carlos Galván es ahora una leyenda de terapia intensiva del Hospital 450; bromea con el equipo que lo ha cuidado.

Por: Omar Hernández 

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