Louis Pasteur arriesgó su carrera al aplicar la vacuna de la rabia

PARÍS, FRANCIA.- El niño Joseph Meister fue mordido por un perro rabioso, aún no había desarrollado los síntomas, pero estaba condenado a morir si la enfermedad seguía su curso. Luis Pasteur no era médico, era químico y bacteriólogo, su vacuna contra la rabia se había probado en algunos perros, pero nunca en humanos.

El prototipo de vacuna antirrábica se aplicaría en el niño Joseph Meister, y Pasteur correría el riesgo legal que esto significaba. El 6 de julio de 1885 decidió inocular la vacuna al muchacho, y con ello consiguió salvar su vida. Las heridas se curaron y el niño nunca desarrolló la enfermedad.

Dos días antes, Joseph, de 9 años, fue mordido 14 veces por un perro rabioso, mientras caminaba rumbo a la escuela. El animal había dejado baba en las heridas que sangraban.

Marie Angélique Meister, la madre, lo llevó con el médico Weber, quien le cauterizó las herida, pero advirtió que la situación era grave. Recomendó consultar a Pasteur en París lo antes posible, pues, aunque no era médico, se sabía que estaba en la fase de desarrollo de un tratamiento contra la rabia.

La mañana que Marie Angélique y Joseph llegaron a ver a Pasteur, el niño ya no podía caminar por las heridas. Después de analizar el caso, Pasteur les pidió que regresaran por la tarde.

Durante ese receso, Pasteur consultó con sus amigos, el doctor Alfred Vulpian y el doctor Jacques-Joseph Grancher, el caso del niño. Para estos momentos, la bacteriología recién empezaba.

Las heridas preocupaban porque manos y piernas estaban muy lastimadas, y temían por la vida del niño. Ese fue un factor que influyó para que Vulpian y Grancher apoyaran la decisión de aplicar la vacuna aún no probada. La inyección fue en el área cercana al hígado y la vesícula biliar, sería suave y rápida.

El tratamiento duró 10 días y fueron 12 inyecciones que contenían el virus. Madre e hijo se quedaron en París para observación. Al final, el tratamiento fue un éxito y Joseph no moriría al desarrollar la enfermedad.

Rápidamente, la noticia se dio a conocer en todo el mundo, y miles de personas viajarían para consular a Pasteur y pedirle su tratamiento.

Para el 14 de noviembre de 1888 se inauguró el Instituto Pasteur en París, el cual, se dedicaría a investigaciones sobre la rabia, difteria, tétanos, poliomielitis y otras enfermedades virales.

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