Alicia Salgado

Cuenta corriente

Alicia Salgado

18 Feb, 2019

García Alcocer, ¿para quién eres la roca en el zapato?

Guillermo García Alcocer ni tiene ni tuvo alguna intención de confrontar al presidente Andrés Manuel López Obrador. Cuando Rocío Nahle le pidió que renunciara, días antes de ocupar la Secretaría de Energía, decidió “no cumplir la orden”, por la misma causa que protestó cumplir y hacer cumplir la Ley ante el Senado, cuando lo nombraron presidente de la Comisión Reguladora de Energía (CRE), órgano coordinado del sector energético, más no subordinado a la Secretaría de Energía.

Guillermo García dio a conocer su declaración de “conflicto de interés” desde que asumió el cargo. Pero publicar que podría haber un conflicto de interés no implica que lo haya, sino que se somete su actuación al escrutinio público, facilita la transparencia y acata la rendición de cuentas. En su declaración pública en poder de la Secretaría de la Función Pública puntualiza lo que hoy dicen es “prueba-fehaciente-de-que-está-al-servicio-de-empresas-privadas”. Y no es así. No tiene ningún conflicto de interés. Sí tiene un conflicto con la Nahle, aunque él ha mantenido la discreción en todo momento. La petición de su renuncia se filtró por permisionarios a quienes ella les dijo que los días de la CRE (y de Guillermo al frente) estaban contados, que las reglas cambiarían. 

El Presidente tiene, y siempre tendrá, la atención nacional y el “acceso a la réplica”, pero ¿para qué replicar a quien no descalificó a los candidatos que propuso para suplir a los comisionados de la CRE, ni tampoco a él? Él no tiene la culpa del show que dieron algunos de los candidatos a comisionados de la CRE en el Senado, y ante quienes los propios legisladores de Morena no daban crédito. Insisto, algunos.

Hay voces y plumas que dicen que debió quedarse callado, pero, sinceramente, aplaudo que haya salido a defenderse y defender el trabajo de la CRE. Guillermo García es honesto, no ha incurrido en ningún conflicto de interés. Ojalá el presidente López Obrador, justo, como es, decida no continuar con la mentira institucional.

Dicho lo anterior, el Presidente tiene razón en subrayar la necesidad de “rescatar” a las empresas de energía del Estado, porque hay que afinar la reforma. Desde la crisis de 1994 nos hemos comido las reservas, se usó el ingreso petrolero para apuntalar el ingreso público y se han cometido errores fuertes.

Pemex y la CFE no pueden tener el mandato único por Constitución de abasto, si al mismo tiempo no se generan las condiciones para que participantes del sector privado también lo tengan, pero no usando la avejentada, insuficiente y deteriorada infraestructura energética del país.

¿Qué se necesita en Pemex y CFE? Se lo dije hace tiempo. Se necesita partir de una evaluación realista. No se puede seguir inyectando el gas natural asociado a los pozos para mantener presión, en lugar de transformarlo, porque “no es rentable” la extracción y producción en una cadena de producción que se encuentra rota, o porque un regulador niega el cambio de una válvula para obligar a Pemex a tener incentivos correctos, como ocurrió con la parálisis de las plantas de fertilizantes y CO2 el fin del sexenio pasado.

Como también se tiene que repensar, y no sólo en el sector energético, el vía crucis que se transita para la toma de decisiones públicas. Importa corregirlo, pero hacerlo con transparencia, con reglas de competencia abierta, sin retroceder y mirar a lo que fue, sino pensando en lo que puede ser de acuerdo con los recursos disponibles. El Presidente tiene prisa, y nosotros también, de que dé resultados.

Si señalamos corrupción, que sea denunciable, perseguible y castigable. De lo contrario, habrá mucho coraje por la mentira.

DE FONDOS A FONDO

#FEMSA… Genaro Borrego se jubila de FEMSA y, como director de Asuntos Corporativos, se decidió contratar a Roberto Campa Cifrián. Interesante porque, seguramente, José Antonio Fernández Carbajal, el presidente del Consejo de Administración, eligió como “operador” político que pueda apoyar en tareas de relación pública y corporativa al equipo de Eduardo Padilla Silva, el director de la firma.

Sólo que la comidilla no se ha hecho esperar, entre los pocos amigos y los muchos no tan amigos, pues entre sus cualidades están su flaca memoria, el que por su paso en distintos cargos públicos, casi siempre fue cerrador y, sus jefes no lo recuerdan con entusiasmo. Sus oponentes tampoco. Igual, en el sector privado, mejora su lealtad.

Por cierto, es esta semana cuando el exdirector general de Femsa, Carlos Salazar, asume la presidencia del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) en sustitución de Juan Pablo Castañón. Será un cambio de fondo, no sólo de estilos y pasará, nos dicen, por realizar una propuesta de modificación a la estructura de centros, comisiones y administración, con la que cuenta el organismo para ajustarla y hacerla más funcional y ejecutiva.

En cuanto a la relación con el sector público también será más ejecutiva y menos estridente, que comenzará por determinar prioridades de los organismos que lo integran para darle certidumbre a la acción privada.

 

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