#MocheDigital, una ideota legislativa

Le cuento de uno de esos disparates legislativos que requieren de una posición clara en el grupo de Morena, porque, de “iniciativa, en iniciativa” hasta en las alturas se piensa que con la amplia mayoría que cuenta en esta legislatura, parece inentendible que hasta sus amigos se peleen en su nariz.

Vea el caso de la iniciativa que la organización Artículo 19 ha llamado Iniciativa #MocheDigital y que fue presentada por el diputado Sergio Mayer, poco afortunado en su quehacer legislativo, que plantea que todos los mexicanos paguemos una especie de impuesto o sobreprecio, por todos los equipos electrónicos que adquirimos en el país, que no cobraría el SAT, sino que sería “trasladado” a las sociedades de gestión colectiva como la Sogem, o la de caricaturistas o moneros, para que cubran sus costos administrativos y, si les alcanza, destinar un 20% de una bolsa, que estiman cercana a los 3,500 millones de pesos, para fomentar la cultura en México.

Así pretenden crear el pago de la compensación como una sanción por obtener un lucro en perjuicio de los creadores, intérpretes y artistas, pago que harían los fabricantes y comercializadores de bienes electrónicos, pues tal concepto presupone jurídicamente la existencia de un adeudo o un agravio previo, por cada copia privada de una pieza musical, un video, un meme y todo producto digital que realiza una persona con su equipo digital.

Los dispositivos pueden reproducir y almacenar contenidos, pero eso, aquí y en China, no constituye un delito, por el contrario, son actividades que representan fuentes de empleo para decenas de familias mexicanas.

Ningún fabricante o distribuidor de dispositivos tecnológicos comete un agravio patrimonial contra autores, creadores, intérpretes o artistas; al contrario, los titulares de derechos patrimoniales generan regalías sólo si existen los medios de difusión que permitan distribuir y dar a conocer al público sus obras y contenidos.

La iniciativa no combate la piratería, sino que se alienta su consumo, al establecer que se pague una compensación por adelantado, generando así un “moche a la piratería”. La propuesta de reforma pretende el pago de una compensación por copia privada por parte de los que fabrican o distribuyen equipos para reproducir obras; sin embargo, la copia privada es legal y no genera derechos ni remuneraciones por no tener fines de lucro.

¿Alguien se lo comentó al diputado de Morena? La reforma está ahí, latente. No la han desechado y, de aprobarse la reforma, quien distribuya u ocupe estos aparatos para obtener cuantiosas ganancias ilegales por la generación y distribución de piratería, tendrá una presunción de legalidad a su favor, pues ha cumplido con la obligación económica que le exige la ley. O sea, valdría la pena que la UIF revise quiénes patrocinan en realidad este entuerto legislativo.

Esto, porque una actividad lícita de fabricación y comercialización de dispositivos que permiten el almacenamiento digital se equipara de manera injustificada a conductas ilegales como la piratería.

Al tiempo en que se castigan anticipadamente actividades comerciales lícitas como si fueran conductas ilegales, sin evidencia alguna y sin juicio previo, en tanto los sujetos que perciben ganancias ilegales derivadas de la piratería, quedan impunes.

El hecho de que un equipo tecnológico sea idóneo para una actividad ilícita, no presupone que ése sea el fin intencionado del fabricante (imagine un celular robado y usado para la extorsión).

Por último, asume que los equipos que compra una persona serán utilizados para guardar o reproducir copias privadas de obras protegidas por el simple hecho de tener la capacidad de hacerlo, violenta el principio de presunción de inocencia al sancionar una acción no cometida y lleva al absurdo de considerar que todas las personas deben pagar una compensación por los actos ilegales que en un futuro pudieran cometer y, lo único que propicia es cobro de una compensación con cara de impuesto que repercutirá en el consumidor y, le caerá como anillo al dedo al conservadurismo lopezobradorista, que se supone combaten los y las representantes de Morena.