Paquete T-MEC: qué va y qué no

Aunque ha quedado, prácticamente, planchada la realización del periodo extraordinario para la semana que entra con el único objetivo de aprobar el paquete legislativo T-MEC, los predictámenes que han circulado aún están en el horno.

La reforma a la Ley Federal de Variedades Vegetales de plano no alcanzó consenso en la Comisión de Desarrollo y Conservación Rural, Agrícola y Autosuficiencia Alimentaria. La razón que se esgrime es que en el T-MEC se convino que México debería adherirse al acta UPOV 91 (convenio internacional para la protección de obtenciones vegetales), para la cual nuestro país tiene 4 años a partir de la entrada en vigor del T-MEC. ¿Qué está en juego?, el mercado de semillas mejoradas y para los opositores, el que se abra la posibilidad de siembra transgénica.

O sea, seguimos comprando las semillas y los productos para comerlos, pero no se pueden producir en México y, detrás del movimiento opositor, que siempre hablan del riesgo de la diversidad genética originaria de algunas semillas y productos, hay fondos fuertes de quienes desde EU tienen el mercado de consumo cautivo en México.

La reforma a la Ley de Impuestos Generales de Importación y Exportación y la Ley Aduanera fueron aprobadas en la Cámara de Diputados en el periodo ordinario y su minuta fue ratificada sin cambios para dictamen el pasado 18 de junio en la Comisión de Hacienda.

El Acuerdo de Cooperación Ambiental México, Estados Unidos y Canadá, el único instrumento al que México se obligó para que entrara en vigor junto con el T-MEC, ya fue ratificado en la Comisión de Relaciones Exteriores para América del Norte y sólo esperaría la ratificación del pleno.

Las únicas que están en el cierre de minuta y probablemente alguna se vaya hasta el domingo, es la Ley de Protección a la Innovación Industrial que sustiuiría a la Ley de Propiedad Industrial, la reforma al Código Penal para aumentar las penas pecuniarias y corporales a quien viole patentes y marcas, la Ley de Derechos de Autor y la Ley de Infraestructura de la Calidad que sustituye a la de Metrología y Normalización impulsada por Ricardo Monreal.

A esta última le falta un consenso complicado, porque la industria de la certificación tiene de todo, desde pequeños laboratorios y certificadores, hasta organismos poderosos que mueven la emisión de NMX, al antojo de sectores cuasi monopólicos, y por lo que ha trascendido, se estaría acotando la facultad de estados y municipios de supervisar el cumplimiento de las normas que hoy recae en el sistema de verificación privado.

La Secretaría de Economía se encuentra a todo con su equipo de subsecretarios y de técnicos para cerrar con Morena el paquete, pero justo ha sido la Ley de Protección a la Innovación Industrial ha tenido el mayor reto, porque está en juego una industria que vale cerca de 200 mil millones de pesos en México (creo que se quedan cortas las estimaciones), y por las que los mexicanos destinamos 56% del gasto en salud desde nuestro impactado bolsillo. El mercado de patentes vale unos 135 mil millones de dólare y representa menos del 30% del volumen de piezas.

Le anticipé la decisión de eliminar la pretensión de subir del reglamento a la ley la llamada cláusula Bolar, está el estire y afloje sobre mecanismos que parecieran proteger a la big pharma como la vinculación de la certificación de un registro de genérico con patente por vencer a la opinión del IMPI de que no hay invasión de patente o, que “puede estar relacionado con un alguna patente en desarrollo o en derivación a otro padecimiento”.

Mire, 70% de la litigiosidad entre innovadores y fabricantes de genéricos, donde en medio se queda la Cofepris se origina en este vínculo, y no le he contado de qué tamaño es el negocio de los litigantes de esas patentes, pero el tema ha llegado a las alturas, y lo que sí importa en la 4T es que los precios de los medicamentos, genéricos o de patente, bajen en México. Sin covid-19, la inflación de medicamentos en México en 2019 fue de 12%... luego le cuento a cuánto asciende con covid-19.