David Páramo

Análisis superior

David Páramo

29 Ene, 2019

¿Bajarían las tasas?

 

Existe la creencia de que en la próxima reunión de política monetaria del Banco de México sus miembros podrían decidir disminuir, por primera vez en muchísimo tiempo, la tasa de referencia que, entre 2015 y hoy, ha pasado de 2% a 8.75 por ciento.

Entre los argumentos a favor de esta posibilidad, se cuentan que la inflación creció a una tasa anual de 4.52% al cierre de la primera quincena de enero y que la Fed ha dado señales en el sentido de que podría detener o ir más lenta con su política de alza de tasas. No falta el poco avezado que diga que así podrían dar un impulso a la economía que muestra algunos signos de desaceleración.

En primer término, la inflación todavía se encuentra por encima del intervalo autoimpuesto por el instituto emisor y su función fundamental es lograr que los precios crezcan a tasas anuales menores a 4%. De hecho, se estima que este objetivo se podría estar logrando hacia finales del año.

Los riesgos de la economía internacional siguen creciendo de una manera muy rara. Entre el cierre del gobierno de Estados Unidos, que ha inducido debilidad al dólar durante las últimas semanas, así como las guerras comerciales de este país con el mundo y los bloqueos económicos, plantean una gran cantidad de incertidumbres sobre la economía mundial.

Sólo para que conste. Entre las tareas del Banco de México no está, de ningún modo, el crecimiento de la economía, sino la estabilidad de precios dentro de su mandato.

Así las cosas, es más probable esperar que la decisión de política monetaria sea mantener sin cambio la tasa de referencia para seguir mandando señales claras de que el objetivo central es disminuir la tasa de crecimiento de la inflación.

¿OTROS TIEMPOS?

Uno de los muchos errores que se cometen en los cambios de gobierno es creer que los problemas se resolverán mágicamente por el cambio de administración, que los grupos que han lucrado por la protesta y el chantaje dejarán de hacerlo sólo porque hay otras personas en el Poder Ejecutivo.

La Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) está muy lejos de ser un sindicato que vele por los intereses del magisterio, ése es el cascarón. Se trata de un grupo violento que se dedica al chantaje y la presión política para obtener millones de pesos para financiar a sus líderes.

En su anterior época de bloqueos en Michoacán hubo quienes creyeron que lo hacían para desprestigiar al gobierno de Enrique Peña Nieto y apoyar al entonces candidato Andrés Manuel López Obrador. Ahora hay quienes suponen que se trata de una suerte de castigo al gobernador de Michoacán enviado por el Presidente de la República para enseñarle a Silvano Aureoles quién manda.

Los dos intentos de explicación están equivocados. No se mueven por intereses políticos, sino porque saben que dañando a la industria nacional, comenzando por la automotriz, tendrán acceso al cobro de piso con fondos estatales y federales.

Tienen claro que al gobierno anterior y a éste les da pánico la idea de usar la fuerza legítima del Estado para liberar las vías férreas y garantizar el libre tránsito de personas y productos. Que prefieren que el daño quede en empleados y empresas, aun cuando ya supere los mil millones de pesos.

El llamado que hace el Presidente de la República para que la CNTE entienda los nuevos tiempos es totalmente vacío. Tendrían que renunciar a una actividad ilícita que les ha sido altamente rentable durante muchísimos años, quizá lo único que cambió es a quién le están cobrando derecho de piso.

Las actividades de la CNTE se parecen mucho más a las de un cártel de delincuencia organizada que, como los que roban combustible, va a dejar sus actividades con llamados a rechazar los lujos vanos o aceptar becas y apoyos. Eso no va a pasar y es ingenuo quien lo cree.

¿PARA CUÁNDO?

La Comisión Reguladora de Energía (CRE) es una de las instituciones de vanguardia en México. Su modelo de autonomía y forma de operación son ejemplos para otros reguladores en el mundo que han buscado replicar las buenas experiencias que han ido acumulando en el organismo, que tiene como consejero presidente a Guillermo García Alcocer.

Sin embargo, en los últimos tiempos se han visto sujetos al asedio de Rocío Nahle, quien cree que ser secretaria de Energía la convierte en algo así como la dueña del sector. Que todos aquellos quienes trabajan en él se deben plegar a sus caprichos y berrinches, actitudes que la tienen en el congelador del Presidente de la República, puesto que, entre otras cosas, ya la hizo a un lado de las decisiones de la crisis de abasto de combustible.

Lo lamentable es que esto ha costado talento dentro de la institución, ya que algunos de sus consejeros están tomando otros caminos. Sería inadmisible el desmantelamiento de lo que funciona por un modelo de liderazgo que, en menos de dos meses, ya fracasó.

 

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