Deuda de emergentes: ¿una bomba de tiempo?

El panorama de incertidumbre sobre el desempeño económico de este primer trimestre continúa. A pesar de la recuperación de los precios en los mercados
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Deuda de emergentes: ¿una bomba de tiempo? Foto: Pixabay
Deuda de emergentes: ¿una bomba de tiempo? Foto: Pixabay

CIUDAD DE MÉXICO.- El panorama de incertidumbre sobre el desempeño económico de este primer trimestre continúa. A pesar de la recuperación de los precios en los mercados, algunos inversionistas aún muestran precaución por adquirir bonos en dólares de los mercados emergentes atraídos por los altos rendimientos. Perciben que el peligro, en gran medida, ahí permanece.

Algunas firmas, como Natixis, consideran que la deuda de los mercados emergentes continúa siendo muy atractiva, pero que es probable que las economías emergentes aún vean una fuerte caída durante este primer trimestre del 2021. Sin embargo, los rendimientos altos (a pesar del incremento de los precios) en la deuda de las economías emergentes causan tentación para todos.

Así, a medida que los inversionistas buscan rendimiento, harán lo mismo que siempre hacen: pasar a activos más riesgosos. Pero el coronavirus representa una amenaza aún más grave para las naciones en desarrollo que para Estados Unidos o Europa. Pues luego de casi un año de tratar de combatir financieramente al Covid-19, muchos gobiernos están llegando al límite de la asistencia financiera que pueden ofrecer a sus economías.

Y es que hay un elemento que es claramente injusto. Las economías avanzadas que emiten deuda en sus propias monedas son, en general, capaces de desarrollar e instrumentar su política monetaria con menos restricciones, pues los aumentos en el gasto estatal no provocan preocupaciones sobre la solvencia, ni tampoco las bajas tasas de interés suelen desencadenar fuertes derrumbes en los valores de las monedas.

Y es que, ante el aumento en los contagios durante la segunda ola de coronavirus, las economías desarrolladas han sido capaces de reaccionar con nuevos estímulos y medidas de rescate que las naciones más pobres, con sistemas fiscales muy desgastados, cada vez tienen mayor dificultad para instrumentar. Esta es la razón por la cual una gran cantidad de países han tenido que recurrir al aumento de la carga impositiva sobre la población con el fin de dotar de mayores recursos al gobierno: Grecia aumentó el impuesto al valor agregado de 5% al 9%, Hungría del 5% al 27%, Irlanda del 21% al 23%, Reino Unido lo hará en abril del 2021, cuando pase del 5% al 20%.

En este momento, con casi un año de desgaste fiscal, el mejoramiento de los precios de las materias primas, como en el caso de petróleo, no ha significado un cambio realmente sustancial, pues este beneficio está siendo eclipsado por los estragos económicos sobre la todavía incipiente actividad económica en las economías en desarrollo. 

Es importante remarcar alguna diferenciación: no todos los mercados emergentes son iguales. El más grande, China, ha demostrado una increíble habilidad para controlar su ciclo financiero, debido a estrictos controles de capital y grandes ahorros internos. Los inversionistas extranjeros no salieron de su mercado de bonos durante el 2020 e, inclusive, están ingresando otros más durante el 2021 gracias, sobre todo, a su reciente inclusión en índices de bonos y sus atractivos rendimientos.

Los emergentes dentro del G20 ha visto un aumento de la deuda corporativa no financiera y de los hogares como parte del PIB en la última década. La mayoría también ha aumentado los niveles de deuda pública en relación con el PIB, y muchos carecen de grandes reservas de capital nacional que serían necesarias para aumentar considerablemente el apalancamiento sin un aumento de los costos financieros y en las primas de riesgo.

Tal como están las cosas, alrededor de una cuarta parte de la deuda soberana en dólares de los mercados emergentes corre el riesgo de caer en un territorio en dificultades, según HSBC. Incluso con los supuestos más optimistas, es difícil ver cómo podrán muchos emergentes hacer frente a su creciente carga financiera a pesar de las reformas impositivas.

La mayoría de los mercados emergentes estaban mal preparados financieramente para capear la tormenta. Por más barata que parezca, la deuda de los mercados emergentes a gran escala no es una ganga y puede que tenga consecuencias negativas para muchos.

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Autor: Ismael Valverde-Ambriz

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