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La economía de Estados Unidos creció 2.1% en el cuarto trimestre de 2022. De acuerdo con cifras del Departamento de Comercio, el Producto Interno Bruto (PIB) aumentó 0.7% con respecto al trimestre anterior, lo que supondría un ritmo anual de crecimiento del 2.9%.
Cabe señalar que la economía de Estados Unidos mantuvo un ritmo fuerte de crecimiento gracias a que los consumidores aumentaron el gasto en bienes, pero el impulso pareció ralentizarse de forma considerable hacia finales de año, con unas tasas de interés más altas que erosionan la demanda.
El PIB creció a una tasa anualizada del 2.9% el pasado trimestre, informó el Departamento de Comercio. La economía se expandió a un ritmo del 3.2% en el tercer trimestre.
Los economistas consultados por la agencia Reuters habían previsto que el PIB de Estados Unidos crecería 2.6%.
Este podría ser el último trimestre de crecimiento sólido antes de que se dejen sentir los efectos retardados del ciclo de endurecimiento de la política monetaria de la Reserva Federal, el más rápido desde los años 80.
La mayoría de los economistas prevén una recesión para el segundo semestre del año, aunque leve en comparación con las recesiones anteriores.
Además, las ventas al por menor se han debilitado bruscamente en los dos últimos meses y el sector manufacturero parece haberse unido a un mercado inmobiliario en recesión. Aunque el mercado laboral se mantiene fuerte, la confianza empresarial sigue deteriorándose, lo que podría acabar perjudicando a la contratación.
El sólido crecimiento del segundo semestre borró la contracción del 1.1% de los seis primeros meses del año. En el conjunto de 2022, la economía se expandió un 2.1%, por debajo del 5.9% registrado en el 2021.
El año pasado, la Fed subió su tasa de interés oficial en 425 puntos básicos, desde cerca de cero hasta un rango de entre 4.25% y 4.50%, el más alto desde finales de 2007.
El gasto de los consumidores, que representa más de dos tercios de la actividad económica estadounidense, fue el principal motor del crecimiento, reflejando sobre todo un repunte del gasto en bienes a principios del trimestre. El gasto se ha visto respaldado por la resistencia del mercado laboral, así como por el exceso de ahorro acumulado durante la pandemia.
No obstante, la demanda de bienes manufacturados duraderos, que en su mayoría se compran a crédito, se ha desvanecido y algunos hogares, especialmente los de menores ingresos, han agotado sus ahorros. El gasto de las empresas también perdió algo de brillo al finalizar el cuarto trimestre.
