El conservadurismo fiscal agrava más la deuda pública

Cuando AMLO asumió la presidencia en diciembre de 2018, a los mercados les preocupaba que el gasto público se fuera de las manos
Economía -
El conservadurismo fiscal agrava más la deuda pública. Foto: Pixabay
El conservadurismo fiscal agrava más la deuda pública. Foto: Pixabay

CIUDAD DE MÉXICO.- Cuando Andrés Manuel López Obrador asumió la presidencia en diciembre de 2018, a los mercados les preocupaba que el gasto público se fuera de las manos. No había sido así previamente: como alcalde de la Ciudad de México (2000-2005), López Obrador había sido bastante responsable fiscalmente. Pero los mercados desconfiaban de la agenda de López Obrador, particularmente dado el desafiante panorama económico de México.

En la actualidad, la administración de López Obrador ha sido muy cuestionada por, precisamente, lo contrario: su austeridad fiscal. Y es que ante una contracción esperada del PIB del 10% en 2020, cabía esperar que este fuera el momento de abandonar la "disciplina fiscal" a medida que continúan las muertes relacionadas con el coronavirus. 

Sin embargo, López Obrador se está convirtiendo en un halcón fiscal en tiempos de crisis en un extremo que pocos hubieran imaginado. México ha insistido en evitar, en la medida de lo posible, cualquier aumento en la emisión de deuda. El gobierno anunció un paquete para enfrentar la pandemia equivalente al 3% del PIB. Sin embargo, la mayor parte se basa en la reorganización del gasto planificado previamente: por lo que el gasto adicional para la pandemia es de sólo aproximadamente el 0.6% del PIB.

A pesar de este enfoque austero, la política de Andrés Manuel López Obrador llevará el desequilibrio fiscal a un déficit de 2.9% del PIB en 2020, frente al superávit de 0.7% que se tenía proyectado originalmente; y la deuda del sector público aumentará a alrededor de 54.7% del PIB en 2020, significativamente por encima del 44.8% a fines de 2019. 

Detrás de este conservadurismo fiscal hay dos factores principales. Primero, el gobierno cree que aumentar la deuda es perjudicial para la economía. No está pensando en las restricciones presupuestarias intertemporales, y se basa en el cálculo del valor presente de los flujos de efectivo. El gobierno ve al país como una gran empresa o un hogar: el aumento de los índices de endeudamiento de la empresa o del hogar provoca una crisis en el futuro, por lo que debe evitarse a toda costa. Desde el punto de vista de la economía pública, una expansión fiscal durante una recesión puede reducir el endeudamiento si ayuda a mitigar el impacto negativo en el producto y suaviza la caída en la recaudación fiscal.

El segundo factor detrás del conservadurismo fiscal es la creencia de que apoyar a las grandes empresas conducirá a la corrupción, incluso si eso pudiera aumentar las posibilidades de mantener empleados a los trabajadores. Por lo tanto, Andrés Manuel López Obrador quiere ayudar a las pequeñas empresas y la población de bajos ingresos, mientras avanza con sus proyectos de inversión y minimiza la emisión de deuda.

El problema, además, es que México tiene un frente fiscal estructuralmente vulnerable. Sus ingresos por recaudación de impuestos son bajos: 13.5% del PIB, en comparación con el promedio de América Latina de 23%. Y aunque la dependencia de los ingresos petroleros ha disminuido rápidamente, sigue siendo considerable (17.5% de los ingresos totales). Para mitigar esto, el gobierno tiene la mayor cobertura petrolera en el mundo. Sin embargo, estas coberturas solo protegen las cuentas fiscales del año siguiente. En 2020, el gobierno recibirá dinero de la cobertura si los precios del petróleo se mantienen bajos, pero es posible que no pueda cubrir sus ingresos petroleros para 2021. 

A pesar de la austeridad fiscal, la reacción del mercado ha sido negativa. Recientemente, México aprovechó el mercado del dólar con una gran emisión de 6 mil millones. Sin embargo, los bonos se emitieron con un rendimiento similar a los bonos de Paraguay, aunque la calificación paraguaya está tres niveles por debajo de la de México.

Sin políticas claras para restaurar la confianza del sector privado, la austeridad será inútil en el mejor de los casos, pero también puede convertirse en una trampa peligrosa. Si México continúa por el camino actual, se necesitarán recortes de gastos adicionales sólo para evitar que los índices de deuda se disparen. Estos recortes, a su vez, podrían agravar la recesión, dificultando la capacidad de pago del país. El gobierno necesita abandonar este conservadurismo fiscal.

A Detalle

Los mercados desconfiaban de Andrés Manuel López Obrador porque temían que aumentara el endeudamiento. Sin embargo, ha pasado lo contrario. El gobierno ha adoptado un conservadurismo fiscal extremo que ha implicado que el combate al Covid-19 y sus costos económicos sólo consista en la reestructuración del gasto, a pesar de que se espera una fuerte contracción en el producto.

 

El conservadurismo fiscal ha aumentado el déficit gubernamental por la grave recesión que está provocando, lo que afecta a la sostenibilidad del déficit, y por el derrumbe de los ingresos públicos. La SHCP prevé que el resto de la administración de López Obrador habrá una fuerte fragilidad fiscal, tanto por el déficit del presupuestal como con el Saldo histórico de los Requerimientos Financieros del Sector Público (SHRFSP).

Por Ismael Valverde-Ambriz.

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