Paquete económico 2024: ¿Y la austeridad republicana?

A pesar de este gasto histórico, por cierto, en año electoral, y del monto de la deuda, que rompería el monto del Fobaproa, se propone una reducción del 55.8% al ya de por sí golpeado sector salud
Economía -
Billetes de 500 pesos
Paquete económico 2024: ¿Y la austeridad republicana? Foto: iStock

Hacienda solicita al Congreso un billón 906 mil 69 millones de pesos de deuda interna para el 2024. Para la deuda externa se propone un techo de 18 mil millones de dólares, aproximadamente 316 mil mdp. Esto representa una cifra realmente sobresaliente y es una cantidad histórica, sobre todo para alguien cuya “razón de ser” de gobierno es la austeridad y, al menos en palabras, no aumentar la deuda pública.

Para poner en contexto de lo que implica la deuda que solicita la administración de López Obrador: el saldo del Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa) llegó al tope de 552.3 miles de mdp, que convertidos a precios del 2018 implican un billón 188 mil, 371 mdp. Si se convierte la deuda solicitada para el 2024 a precios del 2018 —para comparar manzanas con manzanas—, son equivalentes a un billón 555 mil 880 millones de pesos.

En efecto, la deuda que solicita el gobierno federal supera al Fobaproa. La comparación se mantiene cuando se compara contra el saldo actual IPAB (antes Fobaproa), que es de 826 mil, 127 millones de pesos (a precios del 2018). Lo anterior quiere decir que, en efecto, la deuda para el 2024 sobrepasaría al monto del histórico rescate bancario en 1.3 veces.

El tamaño del déficit público será el más alto en treinta años y el déficit presupuestario tendría un máximo desde 1988, no cabe duda de que esto pone en entredicho la disciplina fiscal. El déficit primario también está en máximos de 23 años, con el 1.2% del PIB, el dato más cercano fue en el 2015, con 1.1% del PIB. En general se puede decir que casi todos los déficits se amplían en niveles no vistos en, cuando menos, 23 años.

En lo relativo a la medida ampliada de la deuda pública, los Requerimientos Financieros del Sector Público (RFSP) también la cifra es sumamente preocupante, pues asciende al 5.4% del PIB. En el 2018 era del 2.1%, lo que quiere decir en que seis años duplicó el peso de la deuda en términos del PIB. El saldo para el 2018 era de 10.5 billones de pesos, y para el 2024 ascendería a 16.7 billones de pesos; es decir, un aumento del 59 por ciento.

Si se revisa el Saldo Histórico de los Requerimientos Financieros del Sector Público (SHRFSP), el peso de la deuda como porcentaje del PIB tendría un peso histórico de cuando menos 23 años, superando incluso los niveles alarmantes de la administración de Enrique Peña Nieto que, en el 2016, llegaron al 48.3% del PIB. El saldo que dejaría la administración de López Obrador sería del 48.8 por ciento.

Visto en una perspectiva más amplia, el Presupuesto de Egresos de la Federación para el 2024 propone un gasto histórico, pues asciende a 9 billones de pesos, que es 4.2% más alto en términos reales respecto del 2023.

Según datos del CIEP, 19.2 pesos de cada 100 pesos provienen de financiamiento, lo que también representa una cifra mayor que la del 2023, en donde de cada 100 pesos, 14.2 pesos tenían como fuente el financiamiento.

La razón por la cual el financiamiento y la deuda crece tanto para el 2024 es lo que se proyecta para los ingresos públicos: éstos representarían el 21.3% del producto, una reducción respecto del 22.3% del PIB que representaron en el 2023. La razón es que se estima una caída del 24.1% en los ingresos petroleros y del (-)1.5% para los ingresos tributarios (sin IEPS).

Lo interesante de todo esto es que, a pesar de este gasto histórico, por cierto, en año electoral, y del monto de la deuda, que rompería el monto del Fobaproa, se propone una reducción del 55.8% al ya de por sí golpeado sector salud. Para tener un referente, al IMSS-Bienestar se le destinarán 21 mil 623 millones de pesos, lo que es apenas el 1.8% de lo que se asignará al pago de intereses de la deuda.

En general, la mayor parte de este gasto será para gasto corriente, pues el gasto de inversión, que ascendería al 3.2% del PIB —o el 12.2% del gasto neto total— estaría experimentando una caída en términos reales del 11.1 por ciento.

Todo esto hará muy difícil de sostener la idea de la austeridad y más importante aún, representa un riesgo para la calificación crediticia de México.

Por Ismael Valverde Ambriz, analista de llamadinero.com

 

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