¿Qué maniobra pretende Banxico con la tasa de interés?

Los mercados empiezan a calibrar cuando sería el momento más adecuado para empezar a relajar las condiciones monetarias.
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Los mercados empiezan a calibrar cuando sería el momento más adecuado para empezar a relajar las condiciones monetarias. Foto: Cuartoscuro
Los mercados empiezan a calibrar cuando sería el momento más adecuado para empezar a relajar las condiciones monetarias. Foto: Cuartoscuro

CIUDAD DE MÉXICO.- Los mercados empiezan a calibrar cuando sería el momento más adecuado para empezar a relajar las condiciones monetarias. En esencia, hay tres factores que nos hacen pensar que un recorte de tasas en junio sería muy precipitado, y que es más conveniente esperar hasta septiembre.

El primero se refiere al comportamiento de la inflación subyacente durante abril, el cual tomó por sorpresa a los mercados. Desde octubre del año pasado había mostrado una tendencia sostenida a la baja, llegando a su mínimo del actual ciclo en febrero. Pero en el último dato disponible registró un inesperado rebote para ubicarse en 3.87 por ciento.

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Esto ha llevado a que se produjera una corrección en las expectativas de inflación para el cierre del 2019: en febrero, el pronóstico se ubicaba en 3.90 por ciento, el cual mejoró a 3.7 por ciento en marzo. Sin embargo, el dato de abril ha vuelto a poner al mercado en una posición más cautelosa, colocando el nuevo pronóstico en 3.74 por ciento. Será muy importante la información que nos ofrezca el banco central el 29 de mayo, cuando presente su informe trimestral y sus propios pronósticos inflacionarios.

El segundo punto se relaciona con la postura relajada que ha tomado la Reserva Federal (Fed): no se ve muy probable un escenario en donde eleve las tasas de interés para lo que resta del año. Todo esto le brinda al Banco de México un margen de maniobra mucho más amplio, al no estar sometido a presiones de tasas de interés externas sobre el tipo de cambio.

Como tercer punto, todo parece indicar que los mercados anticipan condiciones más positivas en el pronóstico del crecimiento del PIB para este año. Las expectativas han registrado una ligera mejora, llevando la tasa esperada de crecimiento para el 2019 de 1.2 por ciento hasta un 1.4 por ciento. Esa expectativa se ve reforzada por una tasa de crecimiento que se espera sea positiva en el segundo trimestre del año.

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¿Cuáles son los elementos que llevan a los mercados a reconsiderar sus expectativas de crecimiento? Al parecer los mercados estiman que pese a algunas acciones de gobierno que han defraudado no se han producido el temido impacto negativo en las principales variables financieras. Por ejemplo, desde principios de febrero el riesgo país de México, medido a través del EMBI+, ha tenido una ligera disminución. Después del anuncio de la cancelación del NAIM se ubicó en 3.40 puntos. Pero una vez absorbido ese shock ha ido mejorando para situarse en 3.09 puntos.

Otro elemento favorable es el comportamiento de la cuenta corriente. Al final de 2018, registró un déficit de 1.8% del PIB. Se trata de un nivel aceptable y manejable. Si se excluyera de la cuenta corriente, la balanza comercial petrolera, cuyo déficit es de 23 mil 200 millones de dólares, queda un superávit comercial de mil 200 millones de dólares.

Esto tiene dos lecturas muy distintas. La positiva es que el sector privado tiene dólares y esto explica, en cierta forma, un peso que se ha mantenido estable, tanto en sí misma como en relación con otras divisas de comportamiento más volátil.

Desde el punto de vista negativo es que buena parte de la mejora en la balanza comercial no petrolera se debe a una rápida pérdida de dinamismo de las importaciones, sobre todo de su principal componente, el de bienes intermedios.

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Esta tendencia de las importaciones se debe a tres motivos: la relativa parálisis con el T-MEC, la guerra comercial entre Estados Unidos y China, y cierta incertidumbre que aún genera entre la clase empresarial las políticas de la nueva administración.

Estos factores suponen varios retos para la política monetaria para lo que resta del año. El primero es que tomará más tiempo para que la trayectoria de mediano plazo de la inflación llegue a niveles cercanos al objetivo de largo plazo del Banco de México, de 3.0 por ciento. El segundo es preservar la estabilidad de las variables financieras, a lo cual está contribuyendo la corrección del déficit corriente. Y la tercera es, precisamente, la causa de la mejora en la cuenta corriente: la pérdida de dinamismo de la actividad interna, sobre todo en lo que se refiere a la inversión.

*Autor: ISMAEL VALVERDE-AMBRIZ

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