¿Convenció AMLO a Elon Musk?

El presidente López Obrador habló ayer finalmente con el controvertido Elon Musk, quien ya nuevamente encabeza la lista como el empresario más rico del mundo, de acuerdo al Índice de Billonarios Bloomberg. Y todo indica que Musk ratificó su interés de invertir en México, aunque al parecer la nueva planta de Tesla no se construirá en Nuevo León.

Mañana miércoles es el Investor’s Day de Tesla, en el que se ratificará el anuncio de inversiones que se estima entre siete mil y 10 mil mdd y aunque en principio hay un acuerdo de confidencialidad es muy factible que hoy mismo López Obrador dé un adelanto sobre su conversación con Musk.

De hecho, López Obrador les dijo a los reporteros ayer en la mañanera que sería hoy cuando diera a conocer más detalles. Si se confirma que Tesla no canceló su inversión habrá sido un triunfo político para el gobierno, sea donde sea que ubique la planta, y si no es Nuevo León será un severo revés económico para la entidad y desde luego para su gobernador Samuel García, y para su partido, Movimiento Ciudadano.

El problema con la férrea oposición de López Obrador a Nuevo León, con el argumento de que hay problemas de agua, aunque el trasfondo político es que está gobernado por un partido de oposición, es el mensaje negativo para las empresas que sí están analizando invertir en México por las ventajas que representa el nearshoring.

El objetivo loable del gobierno con este proyecto es atraer más inversiones al sureste para un mayor desarrollo regional porque, efectivamente, son entidades sin problemas de agua y donde se concentra la población más vulnerable.

El problema es que, para realmente fomentar el nearshoring se requiere desarrollar no sólo parques industriales y la infraestructura de acceso, que sí tlenen las entidades del norte de la República, sino también estímulos fiscales y garantizar seguridad y servicios, como habitación y escuelas, que las empresas demandan para sus trabajadores.

México, por su envidiable posición geográfica, es un país muy atractivo, pero lo que demandan las empresas es certidumbre jurídica y poder decidir en dónde invertir en función de la logística o de sus intereses, y no tener que acogerse a los caprichos de López Obrador.