Paul Lara

Cyberpunks

Paul Lara

14 Nov, 2022

Criptocrisis: regulación

Antes de empezar a comentar qué viene para el mundo cripto, déjenme aclarar que las monedas virtuales son y seguirán siendo el futuro, uno que vendrá regulado, con activos que las respalden y con el consenso de toda la sociedad.

Desde hace unos cinco años, el mercado de las criptomonedas ha tenido una presencia polarizadora, entre los que veían su potencial, pero se hacían millonarios engañando a otros, y los que veían su potencial y buscaban mantener esta inercia descentralizada y acabando con las decisiones de los organismos de monopolizar el uso y valor del dinero.

Gobiernos, empresas y la sociedad en general debatían su uso y si realmente este tipo de activos virtuales cambiarían el futuro de las economías. Hoy, tras la enorme caída de los principales criptoactivos, el mercado está desapareciendo del ojo público. Sin embargo, las criptomonedas, aunque “no listas” en su estado actual, brindan beneficios innegables, como una mayor inclusión financiera y una mayor seguridad. La regulación gubernamental y la aceptación pública más amplia permitirán que las monedas virtuales terminen de consolidarse en el lugar que les corresponde, en el presente y futuro de nuestra economía.

Hagamos un pequeño contexto: la primera criptomoneda descentralizada del mundo, bitcoin, se presentó en 2009. Encabezó la creación de un nuevo mercado que utilizó innovaciones de vanguardia en tecnología digital y cadenas de bloques, prometiendo una nueva era para las finanzas y la moneda. A lo largo de 2020 y 2021, el criptomercado experimentó un aumento exponencial en popularidad a medida que superó una serie de hitos: la capitalización total del mercado de todas las criptomonedas alcanzó un máximo de tres mil millones de dólares.

Para este 2022, se produjo una fuerte caída en las perspectivas de éstas. A partir de enero, hubo una tremenda caída en la valoración de las principales criptomonedas, debido a que los grandes inversionistas, ante la crisis mundial que se presentaba como consecuencia de la pandemia, los problemas sociopolíticos entre Estados Unidos y China y la invasión de Rusia a Ucrania, comenzaron a retirar activos ante los movimientos mundiales de los mercados, principalmente de la Reserva Federal de EU, aumentando las tasas de referencia a niveles no vistos en décadas. Las monedas virtuales comenzaron a moverse con las decisiones de los bancos centrales, y con ello murió su naturaleza descentralizada.

El bitcoin cayó de un vertiginoso pico de un precio de mercado de más de 67 mil dólares en noviembre de 2021 a alrededor de 16 mil dólares en los últimos días. Los inversionistas de todo el mundo sufrieron pérdidas gigantescas. El Salvador perdió más de 65 millones de dólares en su apuesta de bitcoin, empeorando el crecimiento económico ya en declive y un déficit creciente.

Este debacle recuerda que las criptomonedas, por innovadoras y futuristas que sean, siguen siendo muy volátiles. Es indiscutible que la criptografía es más ampliamente aceptada: las universidades y las grandes empresas que aceptan la criptografía como forma de pago y los bancos centrales que discuten los méritos de las monedas digitales de los bancos centrales son sólo dos ejemplos. Sin embargo, las criptomonedas aún parecen incapaces de deshacerse de la percepción de que son inversiones volátiles.

No obstante, las criptomonedas aún deben ser el futuro, ya que ofrecen demasiados beneficios. Al pasar por alto a los bancos y otras autoridades financieras centralizadas, las criptomonedas ofrecen una mayor inclusión y accesibilidad financiera: cualquier persona con un dispositivo puede crear una billetera de criptomonedas en cuestión de segundos, sin necesidad de una identificación o un buen puntaje crediticio.

Debido a la naturaleza descentralizada de la cadena de bloques, las criptomonedas ofrecen seguridad y privacidad mejoradas. Los costos de transacción más bajos son otro beneficio. Si bien es posible que deba desembolsar una suma considerable para las transferencias bancarias facilitadas por los bancos, puede transferir dinero en todo el mundo en segundos por una fracción del costo utilizando criptografía. Lo único a discutir ahora es su regulación sin afectar la innovación y su naturaleza, como sucede hoy con la famosa economía colaborativa.

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