Salo Grabinsky

Del verbo emprender

Salo Grabinsky

24 Feb, 2024

La bomba generacional en el siglo XXI (1ra parte)

Con tantos problemas que tenemos saturándonos la existencia, hemos dejado en suspenso un fenómeno que existe desde hace varias décadas. Se trata del cambio generacional que se ha venido dando y que afecta a las empresas de estructura familiar (de cualquier giro y ubicación) y a su patrimonio y continuidad. Son negocios básicos la estabilidad económica y social.

A raíz de la Segunda Guerra Mundial, la región no comunista experimentó un desarrollo espectacular. Existían necesidades de todo tipo y en muchos países, empezó a crecer sustantivamente el empleo y el impulso con cientos de miles de emprendedores que fueron fundadores de pequeños negocios. Éstos fueron desarrollándose y así nació el Milagro Mexicano (de 1945 a 1980). Se urbanizó el país, con grandes metrópolis y ciudades medianas, atrayendo a millones de campesinos en busca de trabajo y otros emigraron a Estados Unidos y ahí también fundaron negocios familiares.

Los dueños de estas empresas, sobre todo varones son los que crearon estructuras “patriarcales”, muy trabajadores, autoritarios y con pocos conocimientos formales o de cualquier tipo, fueron creciendo hasta definir la base del país que tenemos actualmente. La necesidad de mantener a sus seres queridos, emplear a muchos de ellos y el empuje  para tomar riesgos y progresar es, a mi juicio, un esfuerzo muy loable, aunque, como todo en la vida, también hubo problemas, falta de visión y excesos. Esta primera generación tuvo una existencia de aproximadamente tres décadas hasta que, por diversas razones, empezaron los obstáculos externos, las crisis y, como es lógico, sus ciclos naturales de vida fueron extinguiéndose. Ese fue el primer cambio generacional desde la posguerra, en el siglo XX.

A este fenómeno le siguió una segunda etapa, que aproximadamente empezó en la década de los ochenta del siglo pasado plagada de una serie de recesiones, devaluaciones y problemas sociales que golpearon fuertemente a las empresas familiares, muchas de las cuales no sobrevivieron. En la siguiente década, hubo grandes cambios a nivel macroeconómico, con la apertura al comercio exterior, el primer tratado de libre comercio y elecciones cada vez más abiertas y democráticas.

Ya estaba trabajando como asesor de empresas familiares concentrándome en los patriarcas con quienes tenía relación muy funcional. Me tocó directamente este cambio generacional: después de trabajar únicamente junto al “patriarca” (o alguna matriarca) empecé a recibir peticiones de seminarios, asesorías y me puse a escribir libros diferentes, sobre el tema de emprendedores y empresas familiares, pero ahora enfocándome en un concepto novedoso (para mí): las empresas entre hermanos, primos, etcétera, donde conviven ya dos generaciones.

Debí darme cuenta de que lo que estaba sucediendo era lógico y explicable, ya que la generación de los patriarcas-fundadores estaba dejando su lugar a sus hijos(as)  y se retiraban, algunos forzados por las circunstancias (edad, enfermedades, y otros asuntos) y daban paso a una nueva generación, los baby boomers o personas que nacimos entre los años cuarenta hasta los setenta.

Créanme ustedes, la complejidad de este nuevo esquema fue notablemente mayor que la de sus padres, además que ya se habían creado muchos más negocios con  un patrimonio importante. Si tienen comentarios, experiencias, mándenme un correo a gzsalo@gmail.com

Continuará...

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