Vote en función de sus intereses; “los famosos” votan por los de ellos, no por los de usted

A  estas alturas del proceso electoral, la probabilidad de que usted ya haya decidido su voto, es muy alta.

De ser así, ¿qué factores tomó en cuenta para favorecer a uno u otro de los que compiten por la Presidencia de la República?

Estos días he visto en los medios, algo que no deja de sorprenderme.

Algunos comentaristas u opinantes profesionales, han hecho públicas las razones para emitir su voto este 1 de julio a favor de Vázquez.

Su decisión, no por efectividad electoral, pues a estas alturas del proceso es nula, obedece a razones que desconozco y me tienen sin cuidado; son las de ellos, no las mías.

La decisión de estos vazquistas tiene impactos que pienso dejaron de lado los declarantes; en las democracias, el voto es la manifestación más egoísta que pudiere haber.

Con él, el ciudadano expresa sus ambiciones legítimas de mejorar; al entregar su voto a éste o aquel candidato, lo hace pensando en que con él le irá mejor; estaría convencido —de ahí la decisión de entregarle su voto—, de que con el favorecido en el gobierno su aspiración de mejoría pudiere concretarse.

Su voto, y la entrega a uno u otro candidato, se da porque confía en que con él podrá construir un mejor futuro para él y los suyos.

El elector vota en soledad, ante sus mejores intereses y la ambición egoísta al frente como expresiones de su individualidad; de la búsqueda de una vida mejor; poco le importa que fulano o mengano piense votar por éste o aquel candidato, pues para ello, sus razones tendrá.

Estas, no son las de él, son sólo las del que al hacerlas públicas, a lo más logra quedar bien con Vázquez.

Al elector anónimo, le vale lo que el famoso piense; le tiene muy sin cuidado que Luis Rubio, Macario Schettino, Aníbal Basurto (¿El de la ESFM?) y Arturo Damn entre otros, hagan público su voto y las razones del mismo a favor de Vázquez.

Él también tiene las suyas; para votar por ella o por otro pero, no pretende influir en los demás haciéndolas públicas pues respeta —aun sin estar consciente de ello—, el derecho a la privacidad del otro.

En su sencillez, sabe que votar es un acto egoísta y soberano; además, el que “famosos” pretendan influir en él, lo ofende; la soberbia del que da sus razones, hace menos al otro pues lo juzga incapaz de decidir por sí mismo.

Los comentócratas sobrevaloramos la escasísima influencia que tenemos por escribir y opinar en los medios; soberbios, creemos saber más que los demás. Suponemos que éstos esperan ansiosos nuestra guía sabia, docta e informada.

Me sorprende a estas alturas, todavía, que analistas reputados de objetivos y agudos conocedores de la realidad del país y de su historia a los que respeto, leo y tomo en cuenta, exhiban hoy una subjetividad sólo equiparable a la de los jóvenes, que actúan hoy como si vivieren en los años sesenta del siglo pasado.

El elector, poco caso hace de lo que “los líderes de opinión” recomiendan en cuestión de votar por éste o aquél; otra cosa sería si los vazquistas hubieran dado las razones por las cuales prefieren comprar esta mermelada, no aquélla; este cereal, no aquél.

Por lo memos, espero que hayan quedado bien con Josefina y ésta lo gradezca porque llevarle votos, ni en sueños; ya es demasiado tarde.