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CIUDAD DE MÉXICO, 30 de julio.- En materia petrolera, Brasil es uno de los ejemplos más ambiciosos a los que México puede aspirar, opinan los expertos.
Ellos llevaron a cabo una reforma energética que a casi dos décadas tiene encumbrada a Petrobras, y en la cual el secreto de su éxito ha sido un órgano regulador fuerte y con facultades para regir al sector.
Sería el primer paso que México tendría que dar de cara a una Reforma Energética, la creación de un organismo equivalente a la Agencia Nacional del Petróleo, Gas Natural y Biocombustibles (ANP), comenta Carlos Huerta, analista en temas energéticos y asesor del Consejo de Administración de Petróleos Mexicanos (Pemex).
“De esta manera el gobierno federal brasileño puede mantener el control directo de sus recursos naturales, pese al sistema de concesiones o de contratos que se tienen con empresas nacionales o extranjeras”, señala.
Creado en 1997 como parte de la Reforma Energética de Brasil, la ANP tiene varias facultades apegadas al mandato de regular la industria de los hidrocarburos en aquel país, lo que implica asignar contratos y sobre todo vigilar su supervisión.
Como parte de la llamada Reforma de 2008, en México se creó la Comisión Nacional de Hidrocarburos, una entidad que tiene como consigna principal vigilar el actuar operativo de Pemex como único jugador de la industria, pero que está bajo el manto de la Secretaría de Energía (Sener) en un claro conflicto de intereses al presidir simultáneamente el Consejo de Administración de la petrolera mexicana.
Otras de las características que México tendría que adoptar ante una eventual transformación a la brasileña es dejar fuera del presupuesto federal a Petrobras y contar con un sistema fiscal no confiscatorio de los recursos que genera, lo que se traduce en una agresiva política de inversión productiva en la industria petrolera de Brasil.
La misión de Petrobras desde su inicio estuvo orientada al aprendizaje, por ello en el sistema de operación que tienen para su industria petrolera comenzaron permitiendo las asociaciones con la finalidad de adquirir el conocimiento de la tecnología y aplicarla, por lo que hoy es una de las compañías más fuertes en aguas profundas, por ejemplo.
De acuerdo con la Sociedad Americana para el Desarrollo y la Capacitación (ASTD, por sus siglas en inglés) en promedio las empresas en Latinoamérica capacitan 33 horas a sus empleados cada año; la brasileña Petrobras tiene cien horas por año.
Fortalecimiento
Cuando impulsó su reforma, Brasil sabía que no todo tendría que ser apertura de la industria a capital privado, a la par del lanzamiento de 30 por ciento de las acciones de Petrobras a la bolsa de valores, por lo que delineó una estrategia de contenido nacional de más de la mitad para todos sus proyectos y vigilado estrictamente por la ANP.
Derivado de ello, el Estado brasileño tiene una fuerte participación en toda la cadena de la industria.
Hasta el momento, tienen 52 buques de su propiedad, varios de ellos hechos nacionalmente con tecnología y piezas propias. Además, se tiene la proyección de construir en Brasil 49 buques más en los próximos diez años e incluso exportar en el mercado internacional.
De acuerdo con un estudio firmado por Carlos Huerta, el asesor del Consejo de Administración de Pemex, el precio por buque en Brasil es entre 15 y 20 por ciento más alto que en el mercado internacional.
