Pedro Alonso

Consejería

Pedro Alonso

28 Oct, 2013

La tasa de referencia encontró un “piso” en 3.5%

Después de varias semanas de hablar de ello en el mercado, el Banco de México (Banxico) recortó nuevamente su tasa de referencia en 25 puntos base para ponerla en 3.5 por ciento.

Las razones para ello creo que las hemos comentado de sobra: un inflación baja y con expectativas de medio y largo plazos en niveles razonable y estables, baja actividad económica y una suerte de espacio que se abrió ahora que la Fed parece haber tomado con más calma su decisión de recortar los apoyos monetarios.

Como sabemos la tasa de interés de referencia es una tasa de corto plazo (la tasa de fondeo interbancario a un día) por lo que el impacto directo de una decisión que la afecte no se espera que se refleje en la economía en gran magnitud, pero sí es una señal importante no sólo de lo que el banco central piensa sino de lo que espera que ocurra tratando de influir de esta manera en el comportamiento del resto de los agentes económicos.

De tal suerte, una baja de este tipo en la tasa de referencia no es un recurso “mágico”, pero siempre ayuda en la formación de expectativas. La reacción de los participantes en la economía y en los mercados se presenta con distinto grado de velocidad e intensidad. Como siempre la bolsa es quizá la que más rápido reacciona y el viernes le vimos subir uno por ciento en México, después de un par de días más bien tristones.

Lo anterior no cambia la condición del mercado mexicano que describí en la Consejería que usted pudo leer el viernes pasado, pero por lo menos lo alegra en el plazo inmediato. Reacciones más duraderas sólo las podremos ver si las expectativas que eventualmente pueden formarse a partir de una decisión como la de bajar la tasa de referencia, se ven soportadas por la realidad que hoy sabemos no está en su mejor forma.

Resulta importante –desde mi punto de vista– la mención respecto de no esperar reducciones adicionales de la tasa en el “futuro previsible”. Lo anterior sugiere que se reconoce que la política monetaria tiene sus limitaciones y que son otras las medidas de política económica a las que se tendría que recurrir para incentivar decisiones que generen crecimiento.

Como sea, la tasa de referencia durante este año ha disminuido un punto porcentual (desde 4.5 por ciento que estuvo vigente desde julio de 2009 hasta marzo de 2013) lo que no es poca cosa, por lo que mantenerla en el nivel al que se llegó el viernes pasado, me suena a que, en el contexto de lo que escribí en el párrafo anterior, se juzga que es el nivel correcto y que como siempre, hay que esperar un tiempo para poder juzgar la reacción de la economía  a esta acción, junto con otras medidas que eventualmente se instrumentasen.

En la misma línea, nadie puede asegurar la duración de las condiciones que hoy permiten la baja de la tasa
–principalmente aquellas que tienen que ver con las condiciones externas– y dado que el “piso” inflacionario está cerca (la inflación de los últimos 12 meses es 3.27%), no hay mucho espacio para tomar ese tipo de riesgo (relajar más la política monetaria), sobre todo cuando sabemos que en el futuro cercano la tasa a nivel internacional puede empezar a registrar presiones alcistas por mayor crecimiento en las regiones desarrolladas del planeta, junto con la puesta en marcha de decisiones para reducir los apoyos monetarios en Estados Unidos.

Cabría esperar que el impulso mostrado en el mercado mexicano el viernes pasado sí esté relacionado con la decisión de Banxico y que eventualmente le diera un poco de más espacio alcista, pero insisto, se requiere algo más para generar una trayectoria alcista duradera. En espera de ello, no hay que desaprovechar estos pequeños impulsos. Seguramente más de uno también ya habrá empezado a pensar en la presencia del Santa Claus Rally, como “medida” de emergencia. No sobraría. Suerte.

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