Jesús Alberto Cano

Colegio Nacional de Economistas

Jesús Alberto Cano

23 Dic, 2013

México promulga reformas económicas para revertir décadas de lento crecimiento económico

El siglo XX fue de grandes acontecimientos que impactaron de manera definitoria el futuro del país. Evidentemente requirieron la orientación y guía de grandes liderazgos; de ahí que esas etapas estén asociadas con las monumentales figuras de su época, que definieron con éxito los delicados momentos que vivió el país.

Por ello, nadie regatearía al general Lázaro Cárdenas del Río, el reconocimiento de haber definido por siempre la titularidad de la nación a los hidrocarburos que existen en el subsuelo mexicano, como consecuencia de su valiente decreto expropiatorio del petróleo. Fue una batalla lograda, oportunamente y con éxito, en momentos en que pronto se tendrían que defender, porque era un mundo conflictivo en el que estaba en gestación el inicio de la Segunda Guerra Mundial, y la energía del petróleo iba a ser producto estratégico mundial.

Luego también, años después el presidente Carlos Salinas de Gortari lideraría negociaciones para la entrada de México al GATT y a un Tratado de Libre Comercio con nuestros principales socios, Canadá y Estados Unidos de América, que tuvo resultados significativos, ampliando la dimensión de nuestra apertura económica al mundo.

Elevamos así nuestra presencia económica con nuestras exportaciones, pasando de cifras en torno a diez mil millones de dólares anuales a cientos de miles de millones cada año. Fue la base de los cambios internos que multiplicaron las exportaciones industriales.

De la misma manera, tiempo antes, a principios de los años veinte, a la toma de posesión del nuevo presidente, Plutarco Elías Calles, México inició una intensa estrategia para crear las instituciones que necesitaba el país, después de años de conflictos revolucionarios que habían llevado a desgastar las pocas instituciones existentes.

Así, en 1925 México establecería su banco central —el Banco de México— que sería el banco emisor, con eventuales responsabilidades de proteger la capacidad adquisitiva del peso mexicano, así como su paridad con las monedas extranjeras. También se crearon el Banco Nacional de Comercio Exterior, Nacional Financiera y toda una gama de bancos de desarrollo que sería importante en la promoción del crecimiento económico del país durante muchos años; tanto así que fue a partir de 1930 que México empezó un periodo de 30 años en el que su economía creció a ritmos anuales de 6% en términos reales, y con bajas inflaciones.

Fueron los años de grandes cambios en México por su crecimiento acelerado y sostenido, en el que también se creó el sector económico de la producción industrial, cuando antes solamente teníamos los sectores agropecuario, pesquero y minero.

Ahora nos ha tocado la necesidad urgente de revertir las tendencias de desarrollo lento y sostenido que hemos vivido durante más de tres décadas, en los que hemos registrado crecimientos anuales reales de la economía de poco más de 2% anual en promedio.

Parecía que a México se le había olvidado cómo crecer a ritmos superiores. Perdimos mucho en productividad y en la integración de las cadenas de producción industrial.

De ahí la imposibilidad de lograr los equilibrios de crecimiento que eran urgentes de restablecer para asegurar la generación de empleos de una creciente población en edad de trabajar.

Fue por ello que desde su campaña política, el presidente Enrique Peña Nieto fijó como meta elevar gradualmente el ritmo anual de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) superior a los de los años anteriores, cuidando mantener el nivel de precios en los rangos estables, sin caer en inflaciones, y así generar mayor empleo en el sector formal, a manera de mejorar la vida de los mexicanos .

Para lograr eso, promovió una decena de reformas económicas de gran profundidad para hacer posibles esos ritmos de crecimiento altos y sostenidos. Así, fue necesario negociar con los otros tres principales partidos políticos —PAN, PVEM y PRD— un “pacto” para trabajar juntos esas metas, cada uno defendiendo sus prioridades de ofrecer a sus militantes y, de esa manera, lograr promulgar las leyes necesarias, cosa que con anterioridad no se había hecho posible.

Con el caminar del proceso se hizo necesario, inclusive, modificar la Constitución Política en varias de las reformas, y buscar modificaciones constitucionales que requirieron la participación de la mayoría de las Legislaturas de los estados.

Ahora falta cerrar el círculo legislativo de estas reformas y promulgar las legislaciones secundarias para detallar las modificaciones acordadas en las leyes reformadas.

* * *

Así, se concluyeron los procesos de las reformas constitucionales en las dos cámaras del Congreso federal, en las legislaturas estatales para contar con 50% más una; regresaron al Congreso; fue notificado el Presidente de la República y el viernes pasado, la última de las reformas, la Energética, fue promulgada por el Presidente de la República en un acto de importancia política sin precedente en los últimos 75 años.

Ahora para las leyes secundarias, el Presidente pide a los legisladores que sean “audaces”; de manera que el presidente Peña Nieto y todos los que participaron en los procesos reformistas, formarán parte de la historia de México.

(*) Presidente del Colegio Nacional de Economistas, Federación de Colegios de Economistas, A. C.

@acanovelez

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