Y sí, no hay que esperar por el INEGI

De manera puntual, pero también oportuna, Banco de México presentó ayer su Informe Trimestral —correspondiente al primer trimestre de 2014— y debo decir que en el tiempo se ha convertido en un documento esperado pues da cuenta de lo ocurrido y ofrece una visión general de lo esperado por nuestro banco central para el futuro próximo de la economía.

Dado que el documento es presentado en varios formatos, supongo que resulta útil para un público amplio; se agradece entre otras cosas, el orden de la información, además del contenido, por supuesto. Sin duda, este tipo de publicaciones y su difusión, han contribuido a la credibilidad que la política monetaria ha ganado en el  tiempo, resultados mediante. Le sugiero que lo lea, amigo lector. Lo encuentra en www.banxico.org.mx

En el tema inflacionario las cosas se han mantenido en la línea esperada: los impactos derivados de la política fiscal se han diluido, la brecha del producto se ha conservado amplia y las expectativas de mediano y largo plazo se han mantenido estables y por tanto, se valida la decisión de no haber cambiado la postura básica de la política monetaria. Así, el objetivo de 3% anual sigue siendo creíble y útil.

La idea de “utilidad” de los objetivos me parece importante, en la medida que la realidad muestre que se camina hacia ellos permitiendo que los ciudadanos actuemos en un rango razonable de incertidumbre, que inevitablemente siempre estará presente.

Si las cosas ocurren así, las decisiones y las herramientas ganan credibilidad y apoyo de la sociedad para las acciones que la autoridad —en este caso el Banco de México— toma para la consecución de sus metas. Al final, se admite que los responsables de la conducción de la economía actúan a favor de la ciudadanía. Y no muchos pueden decir eso.

El Informe Trimestral de Banxico habla también de otros temas. Inevitablemente el crecimiento de la economía y ahora, más que nunca, es un asunto central. Lo es por sí mismo, pero en estos tiempos más, porque se ha convertido en un tópico político y porque la realidad no ofrece muestras de mejoría en ello, más allá de lo que el gobierno dice y se empeña en repetir.

La oportunidad del Informe Trimestral de Banxico, a la que me referí en el primer párrafo, tiene que ver con que, justamente mañana viernes, el INEGI presentará las cifras del PIB del primer trimestre, que son el dato que el gobierno dice estar esperando para revisar sus expectativas de crecimiento. Como usted sabe, amigo lector, hace unos días califiqué a este anuncio como anticlimático.  Todos sabemos qué va a ocurrir; más o menos.

Por lo pronto, Banxico redujo su expectativa de crecimiento para 2014. El rango que estableció en el Informe Trimestral anterior (el del último trimestre de 2013, publicado a principios de febrero pasado) fue de 3% a 4%, lo que en el punto medio resultaba 3.5%. Ahora, el rango es de 2.3% a 3.3%, que en promedio resulta en 2.8%. La expectativa para 2015, se mantiene igual; entre 3.2% y 4.2%, en promedio, 3.7 por ciento. 

Más allá de lo que resulte, es claro que ya somos varios los que pensamos que el 3.9% de crecimiento para este año es muy difícil de alcanzar y que no se necesita la cifra del INEGI —necesaria y respetable por su calidad— para tomar una posición que tenga que ver con la realidad.

Los pronósticos no son un tema de precisión; sería absurdo elaborarlos pensando en que tienen qué cumplirse con precisión. Quien así los hace y lo piensa, no entiende para qué sirven. Suelo decir que el análisis de la economía, los mercados y de muchas otras cosas, sirve para tratar de construir un sistema de señales, no de instrucciones.

Desde hace mucho aprendí que la economía como ciencia, no trata con la abundancia y la estabilidad, sino con la escasez y el desequilibrio. Hay que vivir con ello. Por eso es difícil. Y más si no se corrige a tiempo. Una vez más, cito al maestro Serrat: “Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio”. Suerte.