5 cosas que puedes aprender luego de dos años sin alcohol

Estar sobrio no evita que ocurran todas las cosas malas
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Estar sobrio no evita que ocurran todas las cosas malas. Foto: Getty.
Estar sobrio no evita que ocurran todas las cosas malas. Foto: Getty.

Ciudad de México.- Kelly Fitzgerald saltó a la fama luego de escribir en su blog sobre su experiencia luego de ‘Un Año sin Alcohol’, al principio, tuvo miedo, porque significó algo muy fuerte el exponer sus sentimientos frente a todos. Sin embargo, se dio cuenta que había mucha gente que se identificaba con ella.

Ahora, a dos años de llevar una vida sin alcohol, Kelly dice que su vida ha dado un giro de 360 grados. Se siente como una persona diferente. Aquí están las cosas que ha aprendido hasta el momento.

 

1. Siguen pasando cosas malas

Estar sobrio no evita que ocurran todas las cosas malas. Dejar de beber es preventivo para que no ocurran cosas peores, sin embargo, la vida sigue. Situaciones como perder amigos o lastimarse durante un partido de futbol son cosas que no se pueden evitar.

La vida no es ni será perfecta, porque siempre hay situaciones que salen de nuestro control. Aun en sobriedad se comenten errores, aunque si cambia algo, se tiene conciencia total de lo hecho, aprendemos y crecemos.

 

2. No puedes arreglar todo

Una vez que llega la sobriedad comenzamos a notar como es el mundo que nos rodea. Al vivir sin alcohol es posible dedicar tiempo para mejorar nuestras vidas. Todo el mundo tiene sus faltas y enfermedades, no es exclusivo de los alcohólicos. Todo el mundo vive en negación sobre algo.

No faltan ganas de llevar el mensaje de sobriedad, pero al intentarlo podremos notar que gran parte de las personas no quiere escucharlo. Es difícil de aceptar. Habrá algunas personas dispuestas a escuchar y a cambiar. Otros llegarán en busca de ayuda. Pero es importante entender que no a todos se les puede decir lo que deben hacer.

 

3. Mis problemas de alcohol son un don

Con el tiempo llega la reflexión, sólo a la distancia se puede notar la diferencia entre la persona de antes y cómo somos hoy. Sólo así podemos valorar lo que hemos alcanzado, y en lo que nos hemos convertido. Así es como se puede ver la belleza de la vida.

Cuando se lleva una vida normal, se odian las cosas de personas normales. Al cambiar el ritmo de vida entonces es posible agradecer por estar vivos. De esta manera, se aprecia mejor cada momento, tenemos las herramientas para lidiar con los problemas para salir adelante.

 

4. No le voy a gustar a todos y está bien

La diferencia es que con el alcohol no nos importa lo que los demás piensen de nosotros, mientras que en sobriedad nuestra autoestima disminuye y buscamos aceptación. El programa de Alcohólicos Anónimos enseña a lidiar con esto. Toda relación con las personas no está destinada a ser perfecta. Nos encontraremos con personas a las que no les gustemos y otras a las que sí.

A veces, es difícil encontrar el equilibrio en ser nosotros mismos y agradar a los demás. Pero hay que entender algo, no todos nos van a caer bien, y no siempre vamos a agradar a las otras personas.

 

5. No todo es acerca de mí

Esto es algo que todo aquél que entra en estado permanente de sobriedad puede notar: no todo trata sobre nosotros. Pero es muy frecuente que cuando se consume alcohol y otras sustancias, se llegue a pensar que el mundo está en nuestra contra. Todo se vuelve personal.

Sin embargo no es así, la vida pasa y sólo eso. Lo ocurrido en el pasado fue por nuestra causa y el ritmo de vida que llevábamos, no porque el mundo estuviera en nuestra contra. La vida pasa con o sin nosotros. Y frecuentemente, cuando alguien tiene un problema, seguro nos lo hace saber.

 

Jbf

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