Marco Gonsen

Memoria Flash

Marco Gonsen

17 Jun, 2015

Intensos

Por increíble que parezca, hay un área estratégica de una de las empresas fundadas por Steve Jobs en la que éste tenía expresamente prohibido participar.

A diferencia de Apple, en la que fue famosa su obsesión por supervisar minuciosamente cada uno de los productos, en Pixar le fue impedido pararse en las reuniones mediante las cuales el estudio cinematográfico evalúa —y de ser necesario corrige— los avances de cada una de sus películas.

Así lo refiere Ed Catmull, presidente de Pixar y de Disney Animation, en el quinto capítulo de su libro Creatividad S. A. (Creativity Inc.), reseñado en este espacio el 14 de abril de 2014, días después de su lanzamiento en Estados Unidos, y cuya edición impresa en español está disponible desde hace unos días en las librerías mexicanas.

Distribuido por Editorial Conecta,  Creatividad S. A. se puso de moda en marzo pasado al ser elegido como parte de A Year of Books, una iniciativa de promoción de la lectura del fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, quien se puso a sí mismo como propósito de 2015 el leer un libro cada dos semanas y compartirlo con sus seguidores.

Pero el volumen cobrará una nueva vigencia gracias a que, justo en el capítulo referido, se narra una de las asambleas en las que se debatió la idea germinal de IntensaMente (Inside out), película que se estrenará el próximo viernes y que marca el regreso de los estudios Pixar a las carteleras, después de casi dos años (su anterior filme, Monsters University, se estrenó el 21 de junio de 2013).

Conocida en su primera proyección interna como The untitled Pixar movie that takes you inside the mind, aquella propuesta del director Pete Docter sirve a Catmull para ilustrar cómo funciona el Braintrust, el sistema instituido por el estudio para analizar el desarrollo de las películas y que para incidir efectivamente en el proceso creativo requiere de que sus integrantes –cineastas, animadores, guionistas y los propios ejecutivos– hablen con total franqueza.

Se trata de una fórmula de retroalimentación cuyo reto inicial es vencer los obstáculos habituales que impiden que una persona diga realmente lo que piensa en una reunión de trabajo (básicamente el miedo a incomodar, a hacer el ridículo o a ser atacado) para poder expresar con toda libertad y pasión sus ideas, con la finalidad de enriquecer el producto y evitando al máximo que las discusiones acaloradas se tomaran como algo personal. Aunque esa dinámica se gestó desde los primeros días del estudio, según Catmull, el término Braintrust se incorporó oficialmente al léxico de la compañía durante las reuniones que sirvieron para enderezar el proyecto de Toy Story 2.

Jobs comprendió la necesidad de mantenerse al margen de esas juntas por dos razones, apunta el autor: él mismo comprendió que los cineastas eran los mejor capacitados para resolver sus propios problemas. Y, sobre todo, su avasallante personalidad, a juicio de Catmull, intimidaría a los integrantes del Braintrust e inhibiría su franqueza.

Personaje clave en la configuración de esa mecánica y de todo Pixar es el propio Docter, un artista de 1.94 metros de altura de cuya mente surgieron también Monsters Inc. y Up, y que congregó a unos 35 integrantes del Braintrust para exponerles la historia de cinco personajes que representaban emociones: Alegría, Miedo, Ira, Tristeza y Repugnancia. Su muy original ocurrencia despertó entusiasmo por parte de quienes vieron en esta idea el embrión de un filme profundo y conmovedor, pero también suscitó suspicacias y preocupación por las dificultades que entrañaría transmitir con la eficacia debida –sobre todo a los niños– un relato de mensaje complejo.

Ya en unos días sabremos cómo IntensaMente resolvió aquel dilema. Lo cierto es que la exasperación de Pete por contar mejor las historias dentro del Braintrust trajo consigo la invención del Pitch Docter, un software que permite trasladar del papel a la computadora los storyboards (borradores) de la película, con el fin de que la presentación en la junta evaluadora fuera lo más parecida al producto final.

De acuerdo con el epílogo de Creatividad S. A., Steve Jobs le dijo alguna vez a Docter que en su próxima vida regresaría como director de Pixar. Al menos la intensidad ya la tenía. 

                                                *marco.gonsen@gimm.com.mx

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