Esto es lo que debe pasar para que Grecia deje el euro

Nuestro escenario base es que Grecia alcanzará un acuerdo y permanecerá dentro del euro. Incluso el gobierno griego quiere llevar la situación al límite con la esperanza de que los acreedores capitulen en algunas de sus exigencias y puedan llegar a un paquete económico menos austero
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Tratemos de establecer una hoja de ruta hipotética sobre el devenir de los acontecimientos en caso de que Grecia no alcance un acuerdo con los acreedores. Foto: Especial
Tratemos de establecer una hoja de ruta hipotética sobre el devenir de los acontecimientos en caso de que Grecia no alcance un acuerdo con los acreedores. Foto: Especial

CIUDAD DE MÉXICO.- Cada vez Grecia está más cerca del abismo, como si se asomara a uno de los acantilados del Ática. El rumbo de los acontecimientos, a partir de ahora, se desconoce.

Estamos, como se suele decir, en un “territorio desconocido”. Si no hay acuerdo, ¿qué pasará? ¿se establecerán en los próximos días controles de capital para detener la huida masiva de depósitos? ¿caerá Grecia en suspensión de pagos el próximo 30 de junio? Y si cae en suspensión de pagos, ¿significará una expulsión de Grecia del euro? ¿O puede suceder que Grecia sea considerada como morosa sin que sea expulsada (al menos en un principio) de la eurozona?

Tratemos de establecer una hoja de ruta hipotética sobre el devenir de los acontecimientos en caso de que Grecia no alcance un acuerdo con los acreedores.

En ese sentido, no hay que perder de vista que hoy se celebra una cumbre extraordinaria de jefes de Estado y de gobierno en Bruselas tras el fracaso de la reunión del eurogrupo del jueves pasado.

Veremos si ahora el primer ministro griego, Alexis Tsipras, sometido a toda la presión de la Unión Europea y a las demandas de una buena parte de los ciudadanos griegos que piden permanecer en la eurozona, cede y acepta las condiciones que le imponen los acreedores, sobre todo en los que se refiere al recorte de pensiones, el aumento del IVA y la reforma laboral, o si permanece impasible.

Escenarios

Nuestro escenario base es que, finalmente, se alcanzará un acuerdo y Grecia permanecerá dentro del euro.

Pero entre tanto, el gobierno griego quiere llevar la situación al límite con la esperanza de que también los acreedores capitulen en algunas de sus exigencias y puedan llegar a un paquete económico menos austero, algo más equilibrado. Pero, y si no hay acuerdo, ¿qué pasaría?

En primer lugar, no transcurrirán muchos días más antes de que se imponga los ya tan citados “controles de capital”, una especie de “corralito” que limitará la disposición de efectivo de los griegos (además de los temidos “feriados bancarios”.

Eso será inevitable porque, simple y llanamente, los bancos no dispondrán de tanto efectivo como para satisfacer la demanda de dinero contante y sonante de los ahorradores que se agolpan en las ventanillas de los bancos.

A finales de abril, la banca griega disponía de 143,000millones de euros (mde) en depósitos, pero apenas contaban con efectivo en sus cajas. El problema es que cada día que pasa los ciudadanos griegos se arremolinan con mayor intensidad en las ventanillas para sacar sus ahorros ante el temor de que un día pierdan buena parte de su dinero en caso de salir del euro y regresar a un dracma (o como se pueda llamar la nueva moneda) devaluado.

Salida de capitales

El pánico bancario es evidente: si el lunes los ahorradores extrajeron en torno a 400 mde de los bancos, el ritmo se fue acelerando durante toda la semana hasta elevarse a 1,200 mde para el viernes. La fuga de capitales se puede intensificar aún más si este lunes no se ven visos de un acuerdo.

Hasta ahora, el efectivo para pagar a los ahorradores ha salido del Banco Central Europeo (BCE), a través de un mecanismo que se llama Asistencia de Liquidez de Emergencia (ELA, por sus siglas en inglés).

Mediante ese mecanismo, el BCE presta al Banco Central de Grecia aceptando como garantía títulos griegos, y éste a su vez transfiere los fondos a los bancos griegos.

La semana pasada, para cubrir esa mayor retirada de depósitos, el BCE tuvo también que incrementar su asistencia financiera en dos ocasiones: el miércoles y el viernes. Ahora bien, no está garantizado que esa liquidez que el BCE ha estado proporcionando a los bancos griegos vaya a perdurar.

La situación se puede enredar a partir del 30 de junio: ese día Grecia tendrá que desembolsar mil 540 mde para pagar al Fondo Monetario Internacional (FMI).

Ese pago es resultado de todos las obligaciones que Grecia debió de cumplir durante junio y que prefirió acumularlas a final de mes para pagarlas de un solo golpe.

Si Grecia paga, ganará algo de tiempo. Pero si no paga empezarán las complicaciones.

Por supuesto que el FMI comenzará a castigar a Grecia, y ya no le concedería más préstamos hasta que salde su deuda.

Pero lo más importante radica en cómo será catalogada, técnicamente, esa falta de pago.

Medidas adversas

El FMI es un acreedor diferente, que no posee en su cartera activos de Grecia negociables en el mercado, como sería un bono. Si no es catalogado como un incumplimiento en toda regla, y consideran a Grecia como moroso, el BCE podría seguir concediendo fondos al sistema financiero griego a través del ELA, aunque podría endurecer las condiciones exigiendo un mayor descuento sobre los títulos de garantía. Pero si determinan que es incumplimiento en toda regla, los acontecimientos se podrían precipitar. El BCE se vería forzado a cerrar el grifo del ELA, por lo que el sistema financiero griego colapsaría y el Banco Central de Grecia se vería forzado a emitir una nueva moneda. En los hechos, Grecia se vería obligado a salir del euro.

Además, el 30 de junio vence la prórroga del programa de rescate. Sin programa, el BCE puede estimar que la banca griega es insolvente, otro motivo para detener el ELA. Sin embargo, por lo delicada que sería la situación, nos tememos que aun no pagando al FMI el 30 de junio y pese al vencimiento del programa de rescate, el BCE se resistiría a abandonar a Grecia, y trataría de seguir asistiéndolo con la liquidez necesaria para evitar su colapso.

Aun así, no les restaría mucho más tiempo y un incumplimiento de un título negociable podría no tardar en llegar.

El 10 de julio, Grecia tendrá que refinanciar 2,000 mde en letras del Tesoro, y el 17 de julio otros 1,000 mde adicionales.

Hasta ahora, la renovación de Letras del Tesoro no suponía un trauma para el gobierno: los bancos griegos, con la liquidez del BCE, compraban los títulos, pero ahora, la situación será más compleja.

Si el BCE restringe la liquidez a los bancos, quedaría por ver si cuentan con los recursos suficientes para renovar el vencimiento de las letras. Probablemente sí lo logren, sobre todo si tenemos en cuenta el ahorro generado por el impago al FMI.

Última llamada

Ahora bien, la verdadera prueba de fuego acontecerá el 20 de julio, cuando tendrá que desembolsar 3,950 mde en un bono soberano que detenta el BCE. Ese día, lo más probable es que si no se han destrabado las negociaciones, Grecia caiga en un impago en toda regla. Ahí sí, el BCE tendría que suspender su asistencia, definitivamente, a la banca griega. Y su colapso sería inevitable: ante una masiva retirada de depósitos, sin la asistencia del BCE, sin la ayuda del FMI y con los mercados financieros cerrados, el Banco Central de Grecia se vería en la necesidad de emitir una nueva moneda para inyectar liquidez al sistema.

El escenario sería tan dramático que no creemos que llegue a darse. Se dice que Grecia llegará con un paquete diferente a los que ha entregado en las últimas semanas, que las negociaciones pronto se encarrilen y se llegue por fin a un acuerdo que satisfaga a griegos y acreedores.

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