Troles

¿Por qué las personas se comportan en internet de una manera distinta a como lo hacen en el mundo real?

Es una interrogante que desde 1998 intentó responder el sicólogo británico Adam Joinson cuando descubrió que el ciberespacio representaba en ese entonces un nuevo laboratorio para la investigación de los cambios en la conducta humana.

Para comprobar sus propias hipótesis y las de otros teóricos, Joinson llevó a cabo un estudio para comparar el comportamiento de un grupo de personas cuando resuelven cuestionarios por internet de manera anónima y cuando lo hacen con pluma y papel, de su puño y letra y con su propia firma.

Analizó que las personas que se comunican con otras mediante computadoras tienden a preocuparse menos sobre cuál será la reacción de sus interlocutores y, por ello, suelen ejercer un menor control sobre sus respuestas; así, éstas últimas incrementan su grado de sinceridad dejando de lado factores como la corrección política. También propicia que los individuos revelen aspectos de sí mismos que en otras circunstancias protegerían y que sean más proclives a los intercambios agresivos y hostiles.

El resultado del experimento, publicado un año después en la gaceta Behavior Research Methods, Instruments & Computers de la Pyschonomic Society, influyó en un colega suyo de Nueva Jersey, John Suler, que se describe a sí mismo como devoto de las computadoras Mac y apasionado de la fotografía, y quien publicó en 2004 un ensayo cuyo título, El efecto de desinhibición en línea, se convirtió con los años en el nombre de un moderno síndrome de nuestros tiempos.

Suler distinguió dos formas de desinhibición en el mundo virtual: una benigna, que provoca en el cibernauta deseos de compartir sentimientos muy personales y mostrar actos inusuales de generosidad y bondad. La segunda, a la cual llama tóxica, provoca en la persona deseos de incursionar en submundos oscuros –criminalidad, pornografía, violencia– que jamás exploraría en el entorno físico. Y, sobre todo, estimula que use lenguaje grosero, críticas crueles, discursos de odio, furia y amenazas.

Entre los factores que explican esta catarsis están la facilidad de interactuar de manera anónima o adoptando otra personalidad; el hecho de no ver la reacción del interlocutor y tampoco ser visto (como ocurre en los chats o en los contemporáneos debates en Twitter, donde no hay intercambio visual) y el asumir la filosofía que postula que en internet todos somos iguales, lo que se sobreentiende como un permiso para ser agresivos sin temer castigos o represalias. La desinhibición tóxica es justo lo que define al trol de internet, personaje que parapetado en un seudónimo y un falso avatar agrede y acosa en redes sociales y foros virtuales.

En un amplio artículo publicado en octubre pasado en Gizmodo, la periodista Ashley Feinberg ubica el origen de esta figura a finales de los años setenta en las redes tipo Bulletin Board System y Usenet. En esta última surgieron los llamados net.weenies, tipos que se divertían con el solo hecho de insultar, más por travesura, sin los sentimientos de maldad, envidia y frustación que hoy se asocian con el trol. Aunque refiere que su uso data de los años 80, esta palabra –que en lengua nórdica refiere a una criatura mitológica monstruosa– fue acuñada el 8 de octubre de 1992 por el grupo
alt.folkore.urban, de Usenet, abuela de las contemporáneas comunidades virtuales como Reddit, según el Diccionario Oxford.

Y justo Reddit puso recientemente a los troles en un rol protagónico. El despido de Victoria Taylor, quien moderaba ahí el popular foro Ask Me Anything, provocó una revuelta masiva de usuarios contra la directora interina Ellen Pao, en la que abundaron las agresiones de tipo racial y sexual, éstas últimas en alusión a la demanda por discriminación de género que la ejecutiva perdió contra la firma KPCB.

Pao renunció a su cargo el 10 de julio y seis días después publicó en The Washington Post un manifiesto en el que lamenta que los troles estén ganando la batalla de internet. Justo también el pasado jueves Reddit –de nuevo encabezado por su fundador Steve Huffman– anunció medidas para mantener vigente su política de discusiones abiertas, pero que a la vez atajen a los usuarios que inciten a la violencia. Quizá más bien requieran de terapia masiva.

marco.gonsen@gimm.com.mx