Jesús Alberto Cano

Colegio Nacional de Economistas

Jesús Alberto Cano

4 Jul, 2016

De entrada se preveía impacto a México por el Brexit

Los analistas económicos y financieros nos auguraron impactos en la economía mexicana como consecuencia del Brexit y proyectaron una mayor depreciación del peso, y que la huella en el crecimiento de nuestra economía sería importante, igual que con el tipo de cambio del peso.

La duda era si la economía sentiría muy fuerte sus efectos, pero por el hecho de que la relación comercial con el Reino Unido era pequeña no se esperaba que resultara muy significativa. Por ello se ha proyectado que el crecimiento del PIB en 2016 será de 1.9 por ciento, en vez del 2.5% originalmente proyectado y que en 2017 pasará a ser 2.1% en vez de 2.7 por ciento.

Y en cuanto al tipo de cambio, no había duda de que la volatilidad lo afectaría. El dólar había llegado a cotizarse hasta 19.45 y, en plena turbulencia, cerró el interbancario en 18.55 y ahora se proyecta que a finales del año estaremos en 19.70 pesos por dólar, y en marzo del 2017 arriba de 20 pesos, si se logra contener los efectos negativos que amenazan.

Las exportaciones mexicanas para este año ya se han bajado cinco por ciento y con ello impactaron al sector manufacturero, al que ha afectado la debilidad en 2016. Otra de las señales que comunicó el banco Barclays es que el déficit en cuenta corriente de México llegaría a ser equivalente a 3.6 por ciento del PIB, el más alto desde “la crisis del tequila”, en la década de los 90.

El Banco de México explicó su decisión del apretón monetario, al elevar su tasa de referencia, por la necesidad que percibía de evitar que el encarecimiento del dólar afectara las expectativas de inflación. La volatilidad peligraba la estabilidad y el nivel cambiario porque habían aumentado los riesgos de la desaceleración global en el país a la vez que crecían los de inflación por el alza del dólar.

Sobre la política monetaria, Barclays proyectaba que antes de que concluyera la primera semana después del Brexit, el Banco de México elevaría unos 50 puntos base su tasa de interés de referencia, lo que efectivamente hizo, para pasar de 3.75% a 4.25% y pensaba efectuar otros movimientos en septiembre y diciembre próximos, para cerrar el año con una tasa de referencia mayor.

De esa primera acción ya sabemos, porque el jueves de la semana pasada Banxico subió su tasa de referencia, quedando en 4.25, abriendo un diferencial de 400 puntos base respecto de la tasa de referencia de Estados Unidos;  la respuesta en el tipo de cambio entre el peso y el dólar, por la operación de política monetaria, fue rápida, porque de 18.56 pesos por dólar, donde estaba, pasó a 18.25 pesos por dólar.

A la vez, el Banco de México recomendó que se profundizara en la disciplina fiscal; de ahí que Hacienda anunciara un segundo recorte al gasto, adicional al anunciado en febrero pasado. De manera que el manejo de las finanzas públicas llevará a que el balance primario en 2016 pueda ser de 175 mil millones de pesos, en comparación con el déficit de 91 mil millones registrado en 2015.

Es claro que la elevación de la tasa por Banxico le está dando impulso al peso y que si bien la inflación que se espera sea algo más que del 3.5 por ciento, que el entorno de 2.71 por ciento que ha dominado hasta la fecha.

Parece que se ha logrado contener la depreciación del peso y la salida de capitales, pero se espera que incrementen las tasas de interés en forma marginal para préstamos y tarjetas de crédito, y para créditos hipotecarios y de automóviles; marginal porque sigue existiendo una alta competencia en la banca comercial.

Hay avances en esta estrategia: hubo superávit en las finanzas públicas en mayo; el saldo en favor fue por 72.8 mil millones de pesos, contra el déficit registrado en mayo de  2015.

*Economista

Twitter: @acanovelez

Síguenos en Twitter @DineroEnImagen y Facebook, o visita nuestro canal de YouTube