AICM: sectorización anunciada hacia Marina

A finales de mayo, le informé sobre la forma en que se organizarían los grupos aeroportuarios de las secretarías de la Defensa y Marina, y le adelanté que ello implicaría la desaparición paulatina de ASA y el afianzamiento de otro grupo aeroportuario, Aero Transportes de México (ATM) encabezado por la asociación del Grupo Miguel con Mota-Engil.

Justo en este mes se está cumpliendo un año de que el vicealmirante en retiro, Carlos Velázquez Tiscareño, asumió la dirección general del Aeropuerto de la Ciudad de México y, justo ayer, la SICT de Jorge Nuño hizo llegar a la Conamer el acuerdo por el que se agrupan (antes le decían resectorizar) el sector coordinado por la Secretaría de Marina, las entidades paraestatales denominadas “Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México”, S.A. de C.V.; “Servicios Aeroportuarios de la Ciudad de México” S.A. de C.V., y “Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México”, S.A. de C.V.

El punto crítico de este paso es que el AICM opera con “números estrechos”. Recibe presupuesto federal porque el TUA que recibe el aeropuerto sirve para pagar la deuda del Mexcat contraída en 2017 con cuatro bonos emitidos: 4 mil millones de dólares pagaderos en 2028 y 2047, y otros 4 mil millones de notas que vencen en los mismos años.

De hecho, durante los años de la pandemia y con el TUA negativo, se utilizaron reservas del Mexcat para pagar el servicio de los bonos, ante los ingresos negativos del AICM, pero ahora, considerando el traspaso, Jorge Nuño, titular de la SICT y el secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, analizan la forma en que podría prepagarse la deuda contraída para la construcción del cancelado aeropuerto de Texcoco, pues el blindaje con el que cuentan los fideicomisos, supone que aun cuando se traspase la operación del AICM a Marina, el TUA generado por los casi 52 millones de pasajeros que se espera reciba la terminal en este 2023, se tendrán que quedar cubriendo el pago de la deuda.

El Mexcat es una deuda privada, no pública, que intentaba financiar un aeropuerto privado (Texcoco) con el TUA, de manera que la fuente de pago original se ha mantenido y, el retirarla supondría acordar un refinanciamiento entre entidades privadas, no una liquidación con recursos federales.

Es natural que quien administra al AICM solicite que, con el traspaso administrativo a Marina, mejoren las condiciones financieras, esto es, se libere una parte del TUA que genera el flujo de pasajeros, para que se pueda financiar el agresivo programa de inversiones, que, entre otras cosas, supone la construcción de una nueva terminal uno, la desaparición de la dos y, la ampliación del aeropuerto para que operen dos pistas simultáneas.

¿Se podría en la administración que entra?, como lo han hecho aeropuertos de todo el mundo: adaptándose a las obras.

Volviendo al tema del refinanciamiento del Mexcat, desde que se negoció, se aseguró la fuente de repago al afectarla en un fideicomiso que administra HSBC para servir la deuda y, al mismo tiempo, establecer reservas con el excedente para adelantar pagos. Sólo que, en las cláusulas obligatorias, se estableció que para que los prepagos no se realizaran de manera periódica, se anticiparan cuando los mercados no estuvieran caros para México.

Hoy, los cuatro fideicomisos tienen reservas acumuladas por unos 750 millones de dólares, tal vez un poco menos. Lo que sí, cuando el decreto que le comento sea una realidad, no se afectará la estructura financiera que soporta la fuente de repago del Mexcat, como también está blindado el TUA del AIFA para evitar canibalización del TUA de la CDMX.

Ahora, si este aeropuerto pasa a Marina, como el AIFA quedó en manos de la Defensa, en ambos casos se tienen que mantener como aeropuertos estrictamente civiles y, lo que parece erróneo y de ahí el manotazo presidencial y jefe supremo de los mandos militares, es que debería enfatizar que, para que un sistema de aviación civil funcione debe tener una coordinación clara y, para ello, en la Ley de Aeropuertos y en la de Aviación Civil se preservó esa fusión a la SICT, a la AFAC y al Seneam, sectorizados en la primera, aun cuando ambas realicen funciones de protección y vigilancia en materia de seguridad nacional.