Alicia Salgado

Cuenta corriente

Alicia Salgado

14 Jul, 2023

“Variadito” el collage de autorizaciones de CNBV

El viernes pasado, la Junta de Gobierno de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, que preside el titular de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, autorizó a cinco nuevas instituciones para operar en México, se incluyen dos filiales bancarias digitales, una nueva sofipo digital (ésta es novedad) y dos cajas solidarias (Socap).

Se trata de Openbank, la filial digital de Grupo Santander México, que encabeza Felipe García. Hey Banco Digital, filial del Grupo Financiero Banregio –deja de ser marca–, que dirige Manuel Rivero, y lleva la delantera a todos, la Sofipo Financiera Haai Capital, que encabeza Porfirio Sánchez.

Las dos nuevas sociedades cooperativas de ahorro y préstamo: Caja Solidaria Coroneo, con presencia en Guanajuato y 1,918 socios; y Caja Solidaria Costa Alegre, con presencia en Tomatlán y El Tuito, Jalisco, y 3,395 socios.

Openbank de Santander, es la propuesta de banca múltiple digital que tras cuatro años logra la autorización para operar, recordemos que su solicitud entró al parejo de Bieno, de Grupo Financiero Banorte, al que autorizaron el 30 de septiembre de 2022 con un capital social de 1,675 millones de pesos. Será la quinta filial de la más ambiciosa transformación digital impulsada por Banco Santander, que en palabras de Ana Botín, ya es el mayor banco digital de Europa por activos y ha conseguido que la institución aproveche su escala y liderazgo tecnológico en pagos, servicios bancarios y de intermediación integrales, además de capacidad de gestión de inversiones.

Es un modelo probado en España, Argentina, Portugal y Holanda con 2.5 millones de clientes activos. En México el CEO es Sergio Hinojosa. Supongo que, su requerimiento de capital deberá ser igual o poco mayor que el de Bineo.

Hey Banco es el primero de tres jugadores bancarios que han desarrollado marcas digitales que son casi filiales independientes del banco tradicional: Banregio, Afirme (con Biju) e Invex (NowBank) han invertido en una plataforma independiente para el ofrecimiento de servicios de banca múltiple.

No estoy segura si se escinde de Banregio, pero el banco que dirige Manuel Rivero ya cuenta con 600 mil clientes y activos de crédito por 2,000 millones de pesos.

En cuanto a Financiera Haai Capital (¿por qué no se llama Trafalgar?), José Porfirio Sánchez Talavera y Erick García Balcázar vendieron la IFPE (la segunda Fintech autorizada en México) a Walmart de México y Centroamérica, lo que constituye un muy buen antecedente, porque fue la primera autorización para una sofipo nueva desde que llegó Jesús de la Fuente a la CNBV.

En el resto de los casos se han facilitado los cambios de propietario para que las fintech o SA’s puedan entrar al negocio de captación para fondear sus operaciones de crédito al consumo. Las tres sofipos fueron Akala de NuMéxico; Klar Sofipo, que compró Sefia y hoy es uno de los oferentes de tasa para cuenta de ahorro muy por arriba del promedio en México (14%) y Fondeadora, que adquirió Apoyo Múltiple.

Entre los bancos que han sido comprados por fintechs, destaca la transformación de ABC, el eterno cascarón adquirido por Ualá, y Banco Cobalto, de Finterra por Justo.

Hace unos días le comenté que, según Banco de México, la Sofipo Nu, especializada en tarjetas de crédito, incrementó considerablemente la cartera de crédito del sector de Sofipos y el índice de morosidad. En el primer caso fue de 44% en la cartrera, contra 4.1% del total del sector y, en el segundo, supera al promedio del sistema, según el reporte de Estabilidad Financiera.

Las nuevas autorizaciones muestran el acelerado proceso de adopción de servicios financieros digitales en México, particularmente en las nuevas generaciones (50% de la población tiene menos de 27 años), que resaltan el lema de Openbank: la banca del futuro.

Quizá la capacidad probada de la plataforma, la diversificación de servicios y el manejo adecuado de riesgos y la tecnología serán fundamentales para que en nuestro país se haga un cambio a fondo a la legislación bancaria. Regular la actividad, más que la vía, será la clave para no hacer diferencias regulatorias entre intermediarios y así fortalecer la penetración de servicios financieros en todos los segmentos de la población.

 

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