Ángel Verdugo

Economía sin lágrimas

Ángel Verdugo

7 Jul, 2020

¿Cambiará algo “La Visita”?

 

Somos los mexicanos —por causas de índole diversa— muy afectos a aceptar sin cuestionamiento alguno la viabilidad de las soluciones mágicas, o si lo prefiere, milagrosas. Damos por hecho, también, que ante éste o aquel problema bastaría, para solucionarlo, “echarle ganas”. Así vamos por la vida, a la espera del milagro o de los poderes mágicos del gobernante.

Esa conducta —y la visión que la subyace—, nos vienen de lejos. Siempre pensamos y actuamos acorde a ello. Pensamos que es mejor, más fácil y menos costoso esperar a que las cosas se den sin esfuerzo alguno de nuestra parte. Ver las cosas así, es parte de nuestra actitud ante la vida; hacerlo prácticamente sin pensar, cual acto reflejo, es parte de lo nuestro.

Hoy, con motivo de la visita de trabajo, no de Estado —como en un principio afirmó el Presidente—, imaginamos cambios en México casi mágicos; aceptamos, sin cuestionamiento alguno, que si Trump presionare en éste o aquél tema, automáticamente Ebrard tomaría nota y desde el avión al regreso vendrían ya, él y el Presidente, definiendo los pasos obligados para concretar lo exigido por el presidente de Estados Unidos.

  • Por una vez, frente a las exigencias del presidente Trump, como de las muchas que durante años han planteado dignatarios extranjeros a nuestro presidente en turno, aceptemos que en lo que se refiere a cambios estructurales —económicos, políticos y legislativos—, hoy como ayer, “en Palacio las cosas van despacio”.

¿Quiénes serían los actores que tendrían que modificar sus posiciones para ceder a las exigencias que, dicen, le plantearía a nuestro Presidente el de Estados Unidos? ¿Piensa usted que Nahle, Bartlett, Romero, Delgado, Ramírez, Ibañez, Márquez, Monreal, Sandoval, Ackerman, Taibo II, Batres y decenas más de los cercanos cambiarían de la noche a la mañana posiciones que les han redituado privilegios y puestos y poder que jamás imaginaron?

  • ¿En verdad piensa usted que nuestro Presidente, en un giro de 180 grados, abandonaría ideas que adoptó desde los años setenta del siglo pasado las cuales, en una conducta incomprensible, ha mantenido sin cambio toda su vida política? ¿Lo ve traicionar a su clientela radical, que al igual que él, vive atrapada en el pasado?

La visita de trabajo, que no de Estado, tiene, sin duda, fines electorales, prácticos; ésos que tanto gustan a ambos presidentes: hacer lo que da votos y repetirlo, en tanto reditúe electoralmente. ¿Esperar cambios profundos en la gobernación actual, sólo porque Trump lo pide y/o exige? ¿Acaso no conocen los modos políticos de nuestro Presidente?

Va porque “no tiene de otra”. Además, intuye que a partir de febrero del 2021 habrá otro presidente en aquel país. Llegará un político con más de 30 años de hacer política, el cual sabe “cómo masca la iguana: de ladito y despacito”. Con él se entendería, más temprano que tarde.

  • Aquí hay ingenuos que le ven a nuestro presidente poderes mágicos (otra vez la solución favorita) que, lo dicen en serio, podrían inclinar la balanza electoral a favor del que busca la reelección. ¡Hágame el favor!

Por lo demás, la estancia en el Hampton Inn, ¿incluye el desayuno?

 

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