¿Qué enviarán al Senado? Lo que recibieron

Ayer, lunes, comenzó —en la Cámara de Diputados— la discusión de la iniciativa de Ley de Ingresos y la Miscelánea Fiscal que envió el Ejecutivo al Congreso de la Unión este 8 de septiembre. Desde ese día han transcurrido casi seis semanas y es, al “cuarto para las doce”, cuando Morena decide empezar una discusión que reviste, dada la situación que enfrenta nuestra economía, una importancia que sin duda rebasa el ejercicio fiscal para la cual fue redactada.

¿Qué resultará del análisis y el señalamiento que haga la oposición para corregir los absurdos de la iniciativa y la miscelánea?

Espero estar equivocado, pero pienso que la victoria será de la aritmética. La decisión está tomada desde el mismo día del envío del Paquete Económico: Todo debe ser aprobado en sus términos.

Si revisáremos la conducta del coordinador (con minúsculas) de la fracción de Morena en la Cámara de Diputados, concluiríamos que la instrucción recibida está planteada en el párrafo anterior. Todos sus esfuerzos estuvieron concentrados, durante estos cuarenta días, en la tarea asignada a quien se ha distinguido por su obsecuencia ante el Ejecutivo: presidir Morena. En consecuencia, poco es lo que pudo uno haber esperado del análisis y discusión de ayer y hoy; en el Senado, el resultado será similar: aprobar en sus términos lo enviado por el Ejecutivo.

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¿Qué absurdo sustenta la posición del Ejecutivo? No otro que la falta de recursos —ya peligrosa— para seguir con las tres grandes ocurrencias y los Programas del Malestar. Si bien los resultados de hace dos días en Coahuila e Hidalgo echan por tierra las ilusiones que lleva a algunos a pensar que dádivas equivalen a votos, el Presidente insistirá en ello, pues cree (nunca mejor utilizado este verbo) que en el caso de sus dádivas, éstas sí se traducirán en votos para su partido y los candidatos de éste.

Hoy, con la llegada de populistas a no pocos gobiernos, dilapidar recursos públicos mediante entregas de efectivo y dádivas diversas para generar falsas y efímeras popularidades, campea sin control alguno en no pocas naciones, entre las cuales, por desgracia, se encuentra México: captar más recursos para dilapidar más.

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Sin embargo, la realidad —terca ella— apunta en otra dirección: las dádivas disfrazadas de “programas sociales”, si fueren efectivas para obtener votos traducidos en victorias habrían dado por resultado —al menos en México— que la oposición jamás hubiera obtenido victoria alguna.

Ante la cruda realidad de los resultados (preliminares), la reacción de los dirigentes de Morena fue exhibir su ignorancia en materia de delitos electorales. ¿Acusar al victorioso de cometer fraude electoral, figura que no existe en la legislación mexicana? ¿Cómo probar la comisión de un delito inexistente? Una vez más, para quienes desconocen la Ley General en Materia de Delitos Electorales, ¿podrían consultarla para comprobar que ese supuesto delito no está en la larga lista que ahí se detalla.

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Triste papel el que están jugando hoy los dirigentes partidarios de Morena, quienes ante la derrota, la explican con recursos inexistentes que sólo exhiben su ignorancia total en la materia.