Ángel Verdugo

Economía sin lágrimas

Ángel Verdugo

12 Nov, 2020

¿Qué esperar para el año próximo?

Una vez que los diputados han aprobado el dictamen relativo al Presupuesto de Egresos de la Federación 2021, poco es lo que les queda por hacer a los diputados y también a los senadores. Para todo fin práctico, para ellos, el año 2020 terminó; desde ahora, se preparan para las campañas correspondientes a las elecciones a celebrarse el año 2021.

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Algunos de ellos tratarán de ser candidatos a alguna de las 15 gubernaturas en juego y otros, intentarán repetir como diputados federales. Otros, con menos méritos o menos relaciones con los dirigentes de su respectivo partido, quizás busquen ser candidatos a alguna presidencia municipal y ¿por qué no?, ser diputados locales pensando en el 2024 y en el Senado, por ejemplo. Al margen pues del interés que tengan, ya lo legislativo —a estas alturas—, poco o nada les interesa.

Esta conducta de la casi totalidad de los 628 legisladores que integran ambas Cámaras del Congreso de la Unión, no les preocupa en lo más mínimo porque, lo saben bien, el Gran Legislador en este país desde hace muchísimos años, no es otro que el jefe del Poder Ejecutivo.

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Esta anomalía, ni es nueva y a nadie sorprende. Quizás lo que sí sorprenda en los tiempos que corren del presente gobierno, sería el trato; “el modito” que tanto gusta al Presidente en su trato para con los legisladores federales de su partido. Decir que los ve y trata como siervos, es quedarnos cortos; además del desprecio que muestra a su investidura y responsabilidad, disfruta ejercer el poder que tiene sobre ellos, y los ofende hasta hacerlos ver como unos abyectos, como personas sin la menor dignidad personal y profesional.

Este trato que les dispensa y el concepto que el Presidente tiene de sus legisladores, ¿pueden en verdad llevarnos a una actualización moderna —con visión de futuro— de nuestro caduco y obstaculizador andamiaje jurídico? De ninguna manera; un gobernante que ve así a sus legisladores y desprecia su papel, es una persona del pasado. Quien así se conduce frente a integrantes de otro Poder, en este caso el Legislativo, es alguien con una visión e idea de la gobernación, digna del peor de los autoritarismos.

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Ni en los años del “partido casi único” ni en los del dorado autoritarismo, vi al gobernante en turno dispensar un trato tan despectivo hacia el Poder Legislativo como el que hoy vemos y padecen los legisladores. ¿Qué explica esta conducta del gobernante actual? ¿Algún complejo por ahí en lo que se refiere a verse inferior ante los demás? ¿O acaso estamos ante el clásico autócrata que no tolera disidencia alguna, real o inventada?

Escoja usted la causa de esta anomalía que ha puesto en peligro nuestra democracia, y pregúntese por favor, ¿qué podríamos esperar para el año 2021 el cual, sin duda, será el definitorio de este gobierno? Al Presidente lo domina una peligrosa obsesión: lograr el control absoluto de la Cámara de Diputados, con 251 diputados de Morena y también, ganar las 15 gubernaturas.

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Frente a esos dos objetivos, afirmo sin temor a equivocarme, que la situación actual, grave de por sí, va a empeorar. Por favor, no se haga ilusiones, esto va a explotar.

 

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