Ángel Verdugo

Economía sin lágrimas

Ángel Verdugo

10 Mar, 2020

¿Qué seguirá a partir de hoy?

Largo es el rosario de movimientos sociales que en nada terminan, y el de consignas hipócritas y falsos compromisos de quienes juran se irán a la sierra a trabajar con los campesinos para luego, sin rubor alguno, pronunciar las palabras justificatorias: ¡No están dadas las condiciones subjetivas para hacer la Revolución!

Bien recuerdo a los que, durante el Movimiento Estudiantil del 68, no se cansaban de jurar que se irían a la sierra. Finalmente, al único lugar al que sí llegaron, fue aquél donde unos se volvieron millonarios y otros, académicos e investigadores famosos y, otros más, trapecistas de una a otra Cámara del Congreso de la Unión y, cuando ni siquiera eso fue posible, a calentar los glúteos en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal.

Hoy, con la irrupción de las mujeres en la escena política –espero no estar equivocado–, podría suceder lo mismo que sucedió con movimientos políticos anteriores.

¿Qué quedará mañana de lo que vimos el domingo y ayer lunes? ¿Acaso sólo querellas entre quienes se arrogan una representación que nadie les ha otorgado, y entre las que sienten ser poseedoras de un liderazgo que no han sabido obtener, menos merecer?

Las imágenes del domingo y las de ayer me hicieron recordar la euforia que nos invadió durante el Movimiento, desde julio hasta los primeros días de diciembre del año 1968.

También, las afirmaciones que luego comprobamos eran falsas, las cuales, ¡ingenuos que éramos!, nos llevaban a soñar en cientos de estudiantes integrados con los campesinos para preparar la lucha armada.

Todo eso, ¡falso de toda falsedad! Únicamente un grupo pequeñísimo de ilusos, pero congruentes, llevamos a la práctica lo que afirmábamos. Finalmente, la realidad se impuso; fuimos detenidos y condenados a pasar casi cuatro años en Lecumberri. Lo peor no fue esto, sino algo más doloroso: nada quedó de aquel movimiento.

Las pugnas y el rechazo enfermizo hacia los que militaban en el Partido Comunista, junto con las debilidades propias de la pequeña burguesía urbana, terminaron por imponerse: ¡nada quedó! Ni la mínima organización ni objetivo alguno claro y viable, salvo el afán de enriquecerse de unos; de otros, lograr reconocimiento académico y la lluvia de honores y premios. ¿Y lo de servir al pueblo y fundirse con los campesinos (perdón, así se decía)? ¡Olvidado! Esas palabras fueron sólo eso, palabras.

Por eso la pregunta del título: ¿Qué seguirá a partir de hoy? ¿Hacerse ricas algunas? ¿Dejarse cooptar otras a cambio de recibir honores, premios y puestos elevados y bien remunerados? ¿Acaso será la repetición de lo visto o, como dirían algunos de los encumbrados del 68: déjà vu?

¿Qué veremos a partir de hoy? ¿Las mismas querellas del ´68 entre quienes piensan que su único papel es ser dirigentes? ¿De qué? ¡Quién sabe, pero sólo dirigentes!

¿Qué veremos frente a los millones de mujeres que apenas sobreviven fuera de la Ciudad de México, cuya aspiración única es, por desgracia para ellas y el país, llevar algo de comer a los suyos cada día de cada semana y de cada mes?

¡Qué lejos, pero al mismo tiempo, que cerca estamos hoy del Movimiento del 68 y su desenlace!

Espero, en verdad, estar completamente equivocado.

 

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