¿Qué sigue, prestar atención a la política local?

Una vez que decenas de millones de ciudadanos de Estados Unidos emitieron su voto, tanto por medio del Servicio Postal como de manera presencial, y cuando faltan por definir seis estados cuyos votos permitiría definir al ganador, aquí en México se nos presenta a la puerta, esa señora fea e irascible que es La Realidad.

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El proceso electoral que durante semanas —si no es que meses—, acaparó el interés de los verdaderos especialistas y también de cientos de miles de villamelones —sedicentes especialistas—, nos muestra que lo único que tenemos hoy, a falta de un ganador incuestionado, es un rosario interminable de interrogantes y cero respuestas.

Desde acá, una vez hechos a un lado esos que desde su ignorancia pontificaban acerca del proceso electoral en aquel país, conviene recordar, otra vez, la importancia de la política local. Si bien para no pocos lo local ha cedido los espacios a lo global, la verdad es muy diferente; lo global se muestra, transmite y traduce en las decisiones que la clase política toma e impulsa en cada país.

De ahí la importancia de entender lo que aquí sucede, y las causas que lo explican. En consecuencia, dada la interdependencia entre ambos países, el proceso electoral y el encono y la división del electorado casi en mitades van a tener consecuencias en no pocos aspectos de la gobernación y en prácticamente todos los aspectos la vida nacional.

Pensemos, por ejemplo, ante la irrupción en el escenario político de quienes por años fueron considerados invisibles y ausentes de la discusión política, en el papel jugado por Donald Trump en sus dos campañas —más en esta última que en la primera—, tanto para obtener su voto y apoyo a su gobernación, como para hacerlos conscientes de la fuerza política que adquieren cuando deciden salir de su encierro, y participar.

¿Qué significa, por ejemplo, la nueva composición de la Suprema Corte de Justicia en ese país? La nueva mayoría conservadora, con fuertes raíces religiosas y oposición en temas como el aborto, matrimonio entre personas del mismo sexo y la adopción por parte de estas últimas, ¿será actor pasivo en esos temas? ¿Es más, esa mitad del electorado y sus legisladores, pretenderán influir en México en dichos temas?

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Asimismo, dadas las nuevas condiciones creadas —producto de la fuerza de los afines a Trump—, ¿no es posible pensar que intentarán presionar e involucrarse aún más, en temas como el combate a los grupos delincuenciales que operan impunemente en México? ¿Es tanta nuestra ingenuidad, que pensamos que la presión de esos grupos y sus legisladores, se circunscribirá al territorio de Estados Unidos?

Temas y preguntas sin respuesta, hay muchos; por ejemplo, las nuevas reglas en materia laboral y su respeto dado lo aprobado en el T-MEC y también, tema espinoso que no atina este gobierno a manejar con inteligencia sino con la peor de las incapacidades, el de la energía.

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Finalmente, a falta de un ganador, sobran los cuestionamientos sobre el futuro en las relaciones entre ambos países. Por eso pregunto, ¿nos interesaremos como ciudadanos, ahora sí, en la política local?