Carlos Velázquez

Veranda

Carlos Velázquez

18 Oct, 2023

Tulum, además de la fiesta y el jet set

TULUM.— De los destinos de Quintana Roo, éste es probablemente es el que se ha desarrollado de manera más anárquica y, aunque el nuevo aeropuerto internacional, el Tren Maya y el Parque del Jaguar le auguran un futuro promisorio, hay retos inmediatos que no se pueden ignorar.

Este año, las ocupaciones hoteleras han estado por debajo del promedio del estado, los desarrollos inmobiliarios que ofrecen rentas a través de las plataformas digitales siguen creciendo anárquicamente y el tráfico de drogas es otra problemática presente.

Después del boom que vivió el destino durante la pandemia, cuando los hipsters, socialités y otras “tribus” de alto poder adquisitivo llegaron al que ha sido descrito como “la Ibiza de América”; la situación ha cambiado por completo.

Las fiestas de fin de año siguen delimitando la “temporada especial”, la de tarifas más altas para el destino; pero también están abriendo hoteles como el Secrets, de Inclusive Collection de Hyatt, el primero con cientos de habitaciones con el sistema “todo incluido”.

Así es que los famosos hoteles que cobran tarifas de mil dólares la noche, por una habitación sin energía eléctrica ni aire acondicionado y asentados en propiedades ejidales, en el futuro pueden volverse una anécdota.

En ese contexto, un nuevo hotel boutique de 64 habitaciones y suites está entrando a competir, como otra prueba de los cambios en Tulum.

Se trata del hotel Shibari, asentado en una propiedad de casi tres hectáreas que está construido en torno a un cenote, que hace las veces de piscina.

Su propuesta de valor es ofrecer un servicio de hotelería de alto nivel, con aire acondicionado, energía eléctrica, spa, buena gastronomía, un DJ de 12 a 6 p.m. y, además, tarifas competitivas contra hoteles de similar categoría en Cancún o Riviera Maya.

Rebeca Pérez, una reconocida arquitecta de Quintana Roo, se encargó del diseño y el director general es Miguel Soto, un experimentado profesional del hospedaje con una trayectoria peculiar, pues durante años comandó los hoteles Temptation y Desire, especializados en swingers y nudismo, propiedad de la familia De la Peña.

Shibari significa en japonés “desatar nudos” y al principio del proyecto se pensó en sumarle un componente erótico, pero todo quedó en algunas algunas fotos de gran formato que aluden a esta técnica y a las clases de Shibari-Do para liberar energía.

Soto quiere ofrecer experiencias únicas en el destino, comenzando con las del propio hotel donde, por ejemplo, hay unas camas balinesas con acceso directo al cenote, en donde se puede esnorquelear para ver la fauna marina.

El manejo responsable es una tarea en sí, pues hay que cuidar que los bronceadores no contaminen el agua, además de que unos buzos trabajan permanentemente para mantenerla cristalina.

Además, y siguiendo el ejemplo de Los Cabos, los propietarios se están aliando con la policía para reforzar la seguridad del destino.

Diego Isunza, director de alimentos y bebidas, se formó con el chef Ricardo Muñoz Zurita y ha viajado por decenas de países sirviendo a diplomáticos, dignatarios e incluso a multimillonarios, que se mueven acompañados de su chef.

  • Así es que Shibari ahora está abierto, para seguir ampliando y conformando el perfil de Tulum, que hace 25 años sólo era famoso por su extraordinario sitio arqueológico junto al mar Caribe y que hoy es un destino fascinante con magia, cultura, fiesta, gastronomía y también mucho desorden.

 

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