Edgar Amador

Edgar Amador

13 Mar, 2023

Seis problemas difíciles que debemos de vigilar

Con perplejidad, a lo largo de estos últimos meses hemos escrito aquí sobre lo inusualmente tranquilo que ha sido hasta ahora el ya prolongado ciclo de alzas de la Reserva Federal de Estados Unidos y de los mayores bancos centrales del mundo. Algo deberá de romperse, decíamos, pero no pasaba nada. Hasta que pasó: la semana pasada el banco número dieciséis de Estados Unidos tuvo que ser intervenido por su gobierno para proteger a los ahorradores ante las pérdidas gigantescas que tuvo. ¿A qué hay que estar atentos en los siguientes días y semanas?

Primero: hay que estar atentos a la respuesta de las autoridades financieras estadunidenses para evitar que, lo que parece ser la quiebra aislada de un banco debido a problemas propios, se extienda al resto de los llamados bancos regionales de Estados Unidos y escale hasta transformarse en una crisis bancaria.

Segundo: hay que estar atentos a la reacción de los mercados a la respuesta de las autoridades. En el momento de escribir esta nota la respuesta oficial parece estar encaminada a proteger a los ahorradores, pero no a los dueños de los bancos. Eso es bueno para los clientes de los bancos, pero no está claro cómo lo tomen los inversionistas.

Tercero: hay que estar atentos para ver si Silicon Valley Bank (SVB) es una excepción o la norma. ¿SVB quebró por errores atribuibles únicamente a sus directivos? ¿O tronó debido al ambiente financiero general, dominado en este momento por el ciclo monetario de la Fed? Si la respuesta es la primera entonces una acción decidida de las autoridades deberá de contener y aislar el problema. Si la respuesta es la segunda, entonces la inferencia no es tan sencilla. SVB quebró porque sus pérdidas fueron tan grandes que no pudo cumplir con los requerimientos de capital. Lo peculiar es que sus pérdidas no se debieron a que dio malos créditos que no le estaban pagando, sino a que vendió con una gran minusvalía sus inversiones en bonos públicos. Pero lo grave es que tuvo que vender sus bonos con pérdidas porque sus clientes, en muy pocos días, retiraron casi 42 mil millones de dólares.

Cuarto: lo más importante que hay que vigilar en estos días es que si la corrida bancaria que sufrió SVB fue exclusiva del banco californiano o si otros bancos son susceptibles de sufrir la misma pérdida de confianzas que provoque que sus clientes acudan al banco masivamente para retirar su dinero. Por eso es importante el tema uno: las autoridades estadunidenses deben de evitar que el pánico de los clientes de SVB se extienda a otros. SVB era el banco número dieciséis del sistema financiero estadunidense y su quiebra, por volumen de activos, es la segunda más grande en la historia del país vecino. En un país de más de cinco mil bancos es importantísimo evitar que la gente comience a pensar “si eso le pasó al banco dieciséis, que le pasará el mío, que es el banco en el lugar mil”.

Quinto: otra vez, la reacción de los mercados. Es altamente probable que los inversionistas reaccionen con júbilo este lunes y en las sesiones subsiguientes. En buena parte por un motivo justificado: la autoridad actuará decididamente y logrará evitar que surja el pánico financiero. 

Sexto: el comportamiento de corto plazo de la inflación. Hay una diferencia entre la crisis bancaria de 2008-2009, y la actual coyuntura provocada por la quiebra de SVB: hoy hay inflación. En 2008-2009 la Fed inyectó liquidez en el sistema bancario y financiero de maneras inimaginables, con lo que pudo, eventualmente, contener un absoluto colapso de las finanzas globales. A pesar de los malos augurios, tal inyección de liquidez financiera no resultó en un repunte de los precios. Casi, y debido a otros factores, ocurrió lo contrario.

Pero esta vez es diferente y la Fed deberá de atajar el nerviosismo financiero y contener el contagio de SVB sin alterar su estrategia de contención de la inflación. Los inversionistas, si bien apuestan por una baja en las tasas de interés para, así, aumentar la valuación de sus activos, ya aprendieron que, contrario a los episodios de 2002, 2008-2009 y 2020-2021, la inyección de liquidez por parte de la Fed sí corre el riesgo de materializarse en inflación y pondrán una prima de riesgo en caso de que el banco central eche mano de dichas herramientas.

Las autoridades financieras estadunidenses enfrentan decisiones difíciles: por un lado, deben evitar que SVB contagie al sector bancario, lo que, inevitablemente, produciría una recesión severa. Pero, por el otro, no podrían apoyar a los mercados como lo hicieron hasta hace dos años, pues entonces su activo más importante: la credibilidad de su compromiso para abatir la inflación, quedaría seriamente cuestionada.

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