Luis Enrique Mercado

Perspectivas

Luis Enrique Mercado

17 Ago, 2020

Se aprietan las finanzas públicas

Las finanzas públicas al primer semestre del año revelan una monumental caída en los ingresos, la mayor parte debido a la pandemia, pero también indican la incapacidad gubernamental de gastar donde se debe y apuntan algunas manipulaciones en los datos.

En los primeros seis meses del año hay una natural caída de los ingresos totales por 169 mil millones de pesos y la cifra aumenta en la medida que avanza el año, ya que los buenos resultados de los primeros meses, en especial en los ingresos tributarios, desaparecieron por la parálisis de la economía.

Los ingresos cayeron 23% en el segundo trimestre. Algunos ingresos en especial disminuyeron 34% en el mismo periodo. El IVA, por ejemplo, trae una caída de 28.6% respecto a la Ley de Ingresos y el ISR de 2.4%.

Desde luego, los ingresos petroleros tienen cada vez menos importancia. Se observa un faltante de 45.5%, el cual sería mayor si no se considerara la transferencia de recursos que el gobierno ha hecho a Pemex.

Esta caída en los ingresos la trató de compensar el gobierno tomando dinero de los fideicomisos. Sin embargo, no fue suficiente para compensar los efectos de la parálisis económica. Respecto a los gastos, continúa el aumento en el costo financiero que ya representó 13 por ciento del total del gasto en los primeros seis meses de este año.

En la inversión pública, probablemente lo que llama más la atención es el hecho de que la Secretaría de Economía aparece como la de mayor crecimiento, pero se debe a que registraron como inversión física 27 mil millones de pesos que gastaron en el Programa de Apoyo Financiero a Microempresas, lo que evidentemente es un gasto corriente.

Sin ese programa, la inversión pública creció siete por ciento en el primer semestre respecto al mismo periodo del año pasado.

En el gasto total del gobierno hay un subejercicio de 5.3%, donde sobresale un subejercicio de 8.0%, equivalente a 39 mil 800 millones de pesos en participaciones a estados y municipios, y un subejercicio de 12% o seis mil 100 millones de pesos en Salud.

La famosa austeridad republicana en realidad es un gesto teatral porque se refiere a recortes en una parte muy pequeña del gasto, apenas el dos por ciento, pero aplicarla si reduce la operatividad del gobierno.

En general, las finanzas públicas del país muestran más que nunca las dificultades financieras del gobierno, las cuales han aumentado a lo largo de los años debido a que los ingresos del sector público son raquíticos y a que los gobiernos se han echado a cuestas compromisos de gasto, muchos de ellos de carácter puramente político. México recauda apenas el equivalente a 13% del PIB debido a que la bonanza petrolera permitió a los gobiernos tener ingresos suficientes sin recaudar impuestos, es decir, financiaron el gasto con petróleo.

En la medida en la que la exportación petrolera cayó se hizo evidente la necesidad de una reforma fiscal que aumente la recaudación y ordene y transparente el gesto. Este gobierno tiene la mayoría suficiente en las Cámaras como para hacer dicha reforma, pero el Primer Mandatario ha dicho que no creará nuevos impuestos ni aumentará los ya existentes. Sin reforma fiscal, con la economía paralizada por la pandemia y las malas decisiones económicas, el camino es el endeudamiento, casi inevitable, o una crisis económica, ya no sólo por la parálisis, sino también por la imposibilidad de sostener el gasto público.

Hasta el próximo lunes y, mientras, no deje de seguirme en mi página de Facebook, Perspectivas de Luis Enrique Mercado, y en mi cuenta de Twitter @jerezano52.

 

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