Opinión del experto

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14 Nov, 2020

La nueva revolución

Martín Rodríguez Sánchez

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El próximo 20 de noviembre se cumplirán 110 años del inicio del movimiento armado que transformó a México y ahora, en pleno 2020, se gesta desde hace algunos meses una nueva revolución, una que no implica los mismos factores radicales de cambio, pero que sí se constituye como disruptiva para todas las esferas de la sociedad.

Hablando desde la trinchera que me corresponde, puedo asegurar que el entorno empresarial no ha quedado exento de esta nueva revolución, incluso, me atrevería a aseverar que justamente el clima de negocios nacional e internacional es el que experimenta con mayor vehemencia este cambio disruptivo.

En el Consejo Internacional de Empresarios, organismo que presido, hemos mostrado resiliencia ante el cambiante escenario empresarial y de negocios derivado de las diferentes fases que se han experimentado con la pandemia. Primero establecimos una red de apoyo para las empresas; posteriormente, diseñamos modelos de acción para mitigar los efectos del confinamiento y, finalmente, nos encontramos todavía ejecutando planes de trabajo para la reconfiguración de líneas de negocio que impulsen a las marcas a evolucionar.

En aquellos primeros años del siglo XX, los apellidos de personajes ilustres como Madero, Zapata, Orozco, Carranza, Villa y Obregón, que dieron forma al movimiento revolucionario, quedan a lo lejos como un símbolo de lucha por los ideales colectivos y el bienestar común.

Trasladándonos a la actualidad, no podríamos referirnos como tal a nombres propios con apellido, pero ése símbolo yace en profesionales médicos, empresarios, comerciantes, catedráticos e incluso políticos, quienes buscamos darle forma a la nueva normalidad que experimentamos, la cual ha establecido que bajo ninguna circunstancia volverá a ser igual.

Existen similitudes entre las motivaciones que nos impulsan hacia el cambio que buscamos acoplar; no obstante, las formas y conductos son diferentes. Como empresario, líder y representante de un organismo, afronto está revolución con la inteligencia, análisis y experiencia que pueda otorgar para reestructurar los daños sufridos al interior de nuestra economía.

Pero como sucedió entre 1910 y 1917, no bastan los esfuerzos aislados. Se requiere de la suma de fortalezas desde diferentes ejes, sectores y esferas, tanto sociales como políticas y económicas. Pues si en realidad queremos un reseteo que dé pie a una nueva época, se tiene que hacer a través de la unidad, el consenso y la tolerancia, valores que con la pandemia se han debilitado, exponiendo la fragilidad de las relaciones humanas.

Y al hablar del factor humano, éste constituye un punto de referencia fundamental para el cambio en las organizaciones. Desde el Coine hemos hecho énfasis a que dicho elemento debe ser retomado con mucha pericia dentro de las empresas, para que al enfocarlo de manera óptima se puedan alcanzar con éxito los distintos objetivos.

Asimismo, seguimos apuntando a fortalecer sectores de alto potencial económico y comercial para convertirlos en ejes palanca de recuperación. Esto lo hemos podido llevar a cabo a través de nuestras acciones durante los últimos meses, ejecutando el acercamiento, vinculación y labores estratégicas con restaurantes, universidades, hospitales, empresas de suplementos, spas, gimnasios, gasolineras, entre algunas otras líneas de negocio.

Tal vez, en algunas décadas más adelante, se hablará del 2020 como una fecha que plasmó la revolución empresarial y de negocios en todo el mundo, no por un conflicto armado o ideológico, sino por una materialidad de acciones derivadas de una pandemia sin precedentes, precedida por una crisis que obligó a reconfigurar todas las líneas de negocio y la forma de hacer estos.

 

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