Suma de Negocios
Rodrigo Pacheco5 Oct, 2022
El CCE, desdeñado
Al igual que el Paquete Contra la inflación y la Carestía (Pacic), que se signó el 4 de mayo pasado, el acuerdo complementario que se firmó el lunes difícilmente tendrá un efecto económico significativo. No obstante, el acto manda una señal potente que muestra que ha fallado la estrategia de Francisco Cervantes, del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), quien ha apostado a no incordiar al jefe del Ejecutivo y el resultado es pobre.
A diferencia de su antecesor, Carlos Salazar, quien también priorizó el diálogo con el Presidente, aunque ello no le impidió intentar acercar al organismo a la sociedad, en el caso de Cervantes, salvo algún pronunciamiento con respecto a la seguridad, ha sido básicamente reactivo, firmando convenios por aquí y por allá, pero sin mayores consecuencias.
El descuido es tal que en la página de internet del CCE no hay ni un discurso de Cervantes y todavía aparece como presidente Salazar, aunque es un error menor, refleja desatención. Ante el fracaso que implicó el haber sido ignorado por López Obrador, el CCE emitió un tibio y escueto comunicado con el que dijo que estarían trabajando con las autoridades hacendarias para abordar el tema de la importación sin controles sanitarios que forma parte de las medidas del acuerdo complementario del Pacic, ayer después de un desayuno con el secretario de Hacienda acordaron a ver si se pueden sumar productos, nada sustancial.
Es momento de que el Consejo Coordinador Empresarial evalúe un cambio de estrategia, dado que operar públicamente con anuencia y discursos acartonados, bajo el supuesto de beneficio de tener mejor interlocución, no ha funcionado.
EL CASO ANTAD
Otro caso emblemático es el de la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales, que lidera desde hace décadas Vicente Yáñez, quien ha visto el teatro de los precios y la inflación en varias ocasiones, por lo que debe ser obvio para él que en este tipo de anuncios, la sustancia está en los mensajes, y no en las medidas. A principios de 2008, el gobierno de Felipe Calderón fue más ambicioso al tratar de frenar la inflación y a través de la Secretaría de Economía propuso a la ANTAD, que ya encabezaba Yáñez, un “plan familiar” con el que se buscaba reducir el precio de 300 productos básicos en 50 categorías.
El entonces secretario de Economía, Eduardo Sojo, dio el banderazo de salida, la inflación era del 3.7% a tasa anual aquel mes de enero y, obviamente, después de la medida subió como la espuma, también en el contexto de la Gran Recesión, para diciembre ya estaba en 6.5% a tasa anual. Es obvio que este tipo de medidas tiene nulas consecuencias económicas, pero a través de ellas se busca mostrar que se está haciendo algo y que se tiene coordinación y control sobre el empresariado y en este caso el mensaje subyacente es que ni siquiera hay que mostrar que se coordina o controla a la ANTAD, por lo que Hacienda y el Presidente prefirieron arreglarse directamente con Walmart (que no pertenece a ANTAD), Chedraui y Soriana que, a cambio del acto en Palacio Nacional, tendrán la prerrogativa de recibir la Licencia Única Universal que les permitirá importar y distribuir alimentos y sus insumos para su envase, sin tener que pasar por los criterios, procesos y burocracia de Senasica y Cofepris. Es natural que las demás tiendas afiliadas a la ANTAD, como La Comer, Ley, HEB o Zorro, pregunten qué pasó, cómo es que no fueron incluidas.
En cuanto al Consejo Nacional Agropecuario, Juan Cortina Gallardo ha sido más activo, menos inercial y, aunque tampoco fue convocado al acuerdo complementario, por lo menos ha podido establecer posturas más enfáticas de cara a sus agremiados.