Rodrigo Pacheco

Suma de Negocios

Rodrigo Pacheco

7 Nov, 2020

El Estados Unidos de Biden

Joe Biden tomará el liderazgo de Estados Unidos en uno de los momentos más difíciles desde que Franklin Delano Roosevelt se reeligió por tercera vez en 1940. A diferencia de Roosevelt, quien tenía que liderar a un país rumbo a la mayor conflagración de la historia, Biden debe evitar que la polarización incremente la confrontación de los estadunidenses, ello en medio de la mayor recesión desde la Gran Depresión, y la parte más aguda de la peor pandemia desde 1918.

La polarización que enfrenta Estados Unidos es proporcional a lo dividido que está su congreso, por lo que Joe Biden no tendrá las herramientas necesarias para operar los cambios que los estadunidenses están esperando. Un congreso en donde el Senado y la Cámara de Representantes se eclipsan mutuamente limitará la capacidad de un gobierno demócrata para revertir algunas políticas de Trump, como la disminución del impuesto corporativo. Lo anterior explica claramente el ímpetu que mostraron las bolsas en Estados Unidos. Resolver el problema de seguridad social tampoco será sencillo, además, la crisis económica continuará, lo mismo que la pandemia, lo que dará combustible a los seguidores de Trump para criticar a los demócratas. Tampoco está claro si el Partido Republicano seguirá siendo el partido de Trump o si habrá espacio para una agenda más moderada.

El reto de Biden no sólo será buscar puentes con los republicanos, también deberá evitar que la agenda más extrema de los demócratas lo aleje del centro, no será sencillo. En su mensaje de ayer, Nancy Pelosi, la líder de la Cámara de Representantes, mostró el agravio que tiene en contra de Trump y que difícilmente calmará a los republicanos.

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CONSECUENCIAS PARA MÉXICO

¿Cuáles son las consecuencias de una administración Biden para México? Desde la óptica comercial, no se prevén grandes cambios dado que el Tratado México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) dejó un marco jurídico estable. Sin embargo, los demócratas buscarán que se cumpla lo definido en materia laboral y medioambiental, así como en derechos de propiedad intelectual.

Sin duda, habrá un reto para el gobierno mexicano en materia energética. Por un lado, están las afectaciones a la inversión, lo cual ya ha generado cartas bipartidistas de legisladores estadunidenses. Por otro, y más sustancial aún, está la visión de Biden, quien regresará a Estados Unidos al Acuerdo de París y que generará más presión para que México cumpla con sus compromisos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. En general, con Biden, Estados Unidos acelerará su paso en energías renovables.

En cuanto a la agenda bilateral en materia migratoria, previsiblemente, un gobierno de Biden no exigirá que la Guardia Nacional detenga a las caravanas migrantes centroamericanas, lo cual permitirá que se puedan priorizar para otras tareas a dichos elementos. Adicionalmente, México no será de facto el tercer país seguro.

En materia de seguridad, no está claro cuál será la estrategia de la nueva administración, aunque difícilmente el gobierno de Biden mantendrá una estrategia de criminalización en la lucha en contra del narcotráfico. El gran reto será el fentanilo, que por su naturaleza ha generado una verdadera epidemia de sobredosis y que está vinculado al cártel de Sinaloa en México.

En conclusión, Biden asumirá la presidencia de un país convulso, en su mayor crisis económica y de salud, lo que lo llevará a concentrarse en lo doméstico. El tiempo que tenga para lo internacional lo ocupará en restaurar la confianza de aliados y rectificar la estrategia con China. México no será una prioridad y puede ser inercial, aunque no se debe subestimar su animadversión por las figuras autoritarias y populistas.

 

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