El mensaje que no fue

Después de que el 20 de julio la Representación Comercial de Estados Unidos (USTR, por sus siglas en inglés) solicitó consultas a México por el tema energético, el presidente López Obrador dijo que fijaría la postura de su gobierno el 16 de septiembre en el contexto de las celebraciones de la Independencia. El episodio comenzó con la molestia del gobierno mexicano al registrar el tuit del exembajador de México en Estados Unidos Arturo Sarukhán. Al medio día del 19 de julio, un día antes de que se formalizara la solicitud del USTR, el diplomático puso en su cuenta de Twitter: “Indicios de que mañana podría haber noticias y una buena sacudida en el contexto de la relación bilateral #México-EEUU y el #TMEC”. La molestia se acrecentó cuando se filtró, unas horas después, la postura del USTR en un tono que fue interpretado como agresivo. Para los funcionarios mexicanos, Estados Unidos no respetó las formas, permitiendo que Sarukhán tuviera conocimiento de la solicitud antes de que se diera la notificación y sin la cortesía de alertarlos antes de formalizar. Un contraste lo ofreció Canadá, que también solicitó consultas, pero avisó al gobierno mexicano con antelación y lo difundió con una declaración escueta de la ministra de Comercio Internacional, Mary Ng.

RESPUESTA POLÍTICA

El presidente López Obrador interpretó todo el episodio como una falta de respeto sin identificar exactamente de dónde venía. A veces se piensa que el gobierno de Estados Unidos funciona como un monolito, pero como cualquier organización grande, tiene una configuración heterogénea con áreas y componentes que obedecen a presiones y dinámicas distintas. La administración Biden tiene enfrente las elecciones intermedias, en las cuales se renueva la Cámara de Representantes y un tercio del Senado, por lo que hay un cálculo electoral cuando los republicanos los acusan de ser blandengues con México. La titular del USTR, Katherine Tai, como cualquier funcionaria federal, recibe presión directa de los congresistas, en donde siempre hay el riesgo de convertirse en una piñata en las comparecencias, además, está el caso de las reglas de origen, en donde puede recibir un revés significativo. En ese contexto, todavía con cierta niebla, el presidente López Obrador siguió el estilo Trump de amenazar con una medida enfática y quizá radical y ahí surgió la postura del discurso del 16 de septiembre, aunque tuvo que ir matizando en los días subsecuentes, dado que es obvio que sería un suicidio económico y, por lo tanto, político salirse del T-MEC o ponerlo en entre dicho. El mercado apuntó ese cálculo, dado que los pronunciamientos no se reflejaron en el tipo de cambio, a diferencia de las amenazas de Trump, que ocasionaba depreciaciones rápidas del peso, como cuando amenazó con imponer aranceles progresivos en 2019. En el contexto de definir posiciones de negociación fue que López Obrador envió una carta al presidente Biden, la cual fue respondida en buenos términos, es probable que el mandatario estadunidense explicara las presiones políticas a las que está sujeto, por lo que no se difundió el contenido, pero López Obrador se dio por satisfecho.

ACTIVO VALIOSO

Ante ello, el discurso, afortunadamente, se canceló; es afortunado porque un discurso político desde la soberanía en el tema eléctrico hubiera sido poco constructivo para las dos naciones. Es clave el papel que jugaron los equipos de la secretaria de Economía, Tatiana Clouthier, como el del canciller Marcelo Ebrard. Ambos funcionarios son de los activos más importantes, junto con la Secretaría de Hacienda, que han operado para navegar con pragmatismo las confusas aguas del estilo personal de gobernar del Presidente. Estados Unidos ha logrado definir una estrategia de mediano y largo plazos, más allá de lo electoral, en el entendido de que la rivalidad geopolítica con China va in crescendo y requerirán de México y Canadá para tener éxito competitivo.